7.24.2006

San(†), Luis(†) y Potosí (?)

Estaban en un bote de basura sobre la calle que les dio el nombre. Mi hermano menor los vio camino a no sé dónde y los adoptó. La residencia de mis padres nunca ha sido muy fauna-friendly, pero como quiera. Ni siquiera tenían los ojos abiertos ni las orejitas paradas. Mi hermano nunca tuvo un gato antes. Cuando era niño, solía decir (me parece sin que se lo preguntaran) que si tuviera tres deseos, pediría, una casa rodante, para que mi mamá lo llevara consigo a todas partes, una videocasetera con una tele grande para no aburrirse y un gato para no sentirse solo. Pues la casa rodante no la necesitó porque se volvió ermitaño y el centro de entretenimiento poco a poco lo fue adquiriendo. Le faltaba el gato y fue a conseguirse tres recién nacidos que lloraban todo el día. Ni siquiera sabían decir miau. Había que darles de comer con jeringa (sin la aguja, por favor), enseñarlos a hacer pis, etcétera. Un día, Luis se fue al cielo de los gatos. Una investigación póstuma en Internet reveló que a los gatos no se les baña. San y Potosí se quedaron con la novia del otro hermano cuando emprendimos la expedición al sur hace un par de semanas. Las circunstancias alrededor del deceso de San son misteriosas. Anoche, mihermano, Potosí y yo nos mudamos por fin a Monterrey. Potosí llora hasta que se cansa o le da calor y luego vuelve a llorar. Mi hermano lo mira, le da de comer, lo vuelve a mirar. Yo no me hallo. Espero que los tres sobrevivamos.