7.26.2006

desperate housewives

El sábado fue un día, espero, sui generis. Resúltase que en el lugar en el que crecí el drama hay que fabricarlo a cualquier costa. Entonces, los eventos que deberían ser armoniosos y triviales se convierten en verdaderos deportes extremos. Mis antiguas amigas muy pronto se aburrieron de organizar piñatas y merienditas y showers así nomás. Así que han decidido agregarle grado de dificultad a las actividades suburbanas del norte de Tamaulipas y el Valle del Sur de Texas. Seguro que para ellas es emocionante casarse el mismo día de la misa de aniversario de un pariente lejano pero ineludible de otra. Pues de alguna forma el sábado fui partícipe de eventos binacionales y quasi-simultáneos. Cinco pe eme, baby shower semiformal para amiga de la preparatoria. Ubicación: casa de la mamá de la festejada en Reynosa. Seis y media pe eme, piñata número uno para Paulina en conocido pizza joint de Pharr, Texas. As in, del otro lado del charco. Si yo fuera maestra de matemáticas y estuviera enseñando conjuntos, habría aprovechado la oportunidad de enseñar universo, conjunto A, B, intersección, exclusión, etcétera.

Lo único que vale la pena reportar es que, I made it, y además decentemente. Lo único fue que tuve que pedir el accesorio obligatorio para el segundo evento y es una maravilla que yo cuente con una prima tresañera a mi entera disposición para no deslucir.

ESPERO, ESPERO que en Monterrey las cosas cambien.