8.21.2005

the city

So far, estas son las 24 horas más neuyorkinas que he vivido desde que llegué. Al menos consecutivas. Todo empezó anoche, cuando recibí el llamado de las hermanas repúblicas centro y sudamericanas. Nuestra querida periodista argentina se marchaba de vuelta al sur. Fuimos a tomar unos drinks casuales. Un poquito de east village coolness, un martini (más rico cuando un texano espléndido paga la cuenta), luces bajitas. Después una excursión a G&G a bailar una poquitísima de salsa. Una sorpresa grande: Conocí al flamante marido de Gogo-Yubari, recién desempacado de chilangolandia. Nueve horas más tarde terminar de despedir a la esposa del flatmate temporal (qué triste), ponerme mona (y sentirme además), ir a mi cita con Dr. Park. La recepcionista me reconoce (oh, you're the one with the burn), extra points por no mencionar la sopa, me pasa. Me saluda, me revisa, me recorta cachitos de piel quemada, me pone un poquito de antibiótico, me refillea los supplies y me manda al mundo. Está nublado. Tomo un W vacío, qué dicha. Cambio en Times Square, me subo a un 2 que acaba de llegar y no tengo que esperar nadita. En ocho minutos estoy en el upper west. En realidad vengo poco acá. Un bistro francés re-cool. Un café que me transporta del otro lado del océano, la compañía rica. Hablamos de Lula, de Kirchner, del verano, de Fox, las pomadas con nitrato de plata. Nos ponemos al tanto. A veces - es tal vez un minutito- me da un poco de pereza repetir las historias. No quiero ser la mexicana esa que le pasó lo mismo que a la colombiana que tenía ese novio que. Nos tomamos una foto frente al apartamento en el que vivió este año, el mismo en el que Miranda vivió durante una temporada de Sex and the city. Entramos a Gap, a Steve Madden, a Nine West. Se siente rico, probarse un montón de cosas y después no comprar nada, o casi nada. Mirarse en el espejo, tener dos voces que retroalimenten: Esa es linda, la remera mencanta, el azul clarito no está tan padre, ¿dónde estaban esos?, esta no es mi tasha, mh no la otra era mejor. Breve escala en Barnes&Noble. Crisis por la pérdida irreparable del equipo fotográfico de nuestra rubia politóloga guatemalteca. Episodio simpático en un Starbucks con una viejita de camiseta anaranjada y mascota obediente. Enfilamos a Central Park. En la 79 (o es la 81?) y Ámsterdam me detengo a ver un gabinete antiguo que mencanta. Twentyeighthundred, damn it. Y entonces la veo caminar hacia mí. No lo creo. Las chicas están allá. Sólo Miss Guatemala me hace caso y se da cuenta. Nos detenemos a mirar mientras pasa cansada empujando una carreola y llevando a una pequeña de la mano. Rubia y acabada. Cynthia Nixon herself. Gosh, santos pensamientos superfluos Batichica, nada puede hacerte sentir más New Yorky que pasar junto a Miranda Hobbes herself y saberte más sexy y más city que ella. Qué dicha. Seguimos a ver a Paul van Dyke al Summer Stage de Central Park. Nos detenemos a tomar aliento (y fotografías) en el lago. No tenemos boletos, pero se ve a la distancia y también se oye. Entre la multitud unos ojos me llaman. I know you, don't I? Digo que sí sin estar bien segura. Where from? Los dos sonreímos y nos buscamos en los ojos del otro. Qué momento. Luego, para deleite de la concurrencia. Wasn't it at that Hamptons party? Emilio's house!! You're right! Gee, nice to see you. You going in? Not really, we're just walking by. Él entra y nosotras seguimos nuestro camino, atravesamos una clase de tango sabatina. Del punchis punchis a caminito en tres minutos. Sólo aquí. Tomamos el subte hasta Broadway y Lafayette. Excelente cena tailandesa en Saint Mark's place. Luego, a la frontera con Alphabet City a tomar un helado. Me parece que E no podía tener una despedida más nuiyorkina que esta. La vamos a extrañar.

2 Comments:

Blogger Jody Dito ha dicho...

"......no podía tener una despedida más nuiyorkina que esta."

Desde luego, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Solo falto Ottis Reding con su "Coffee and cigarettes" (es broma)

4:29 a.m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Un brunch memorable, entre confidencias y comida rica; un robo a-la-latina que nos sorprende en el medio del UW; un par de zapatos de Nine West que causan revuelo en mi BA; un grande late, otro más, en Starbucks; un encuentro perdido por hablar por teléfono; un atardecer de película y una rave inesperada; una cena tardía y cansada, con la satisfacción del deber cumplido. I want to wake up in the city that doesn't sleep. NY, NY, estás muy lejos y te añoro. Amigas, a ustedes, el agradecimiento eterno y la invitación a visitarme o -quien sabe -a reunirnos en algún punto de nuestra geografía continental. Las quiero, las extraño. Salud!

10:28 a.m.  

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