11.14.2004

Seguridad pública

Con la actitud correcta, y los jeans stretch y las botas negras de tacón alto y la bufanda tricolor y el turtleneck negro, una puede perfectamente bien atravesar el estacionamiento lleno de periodistas y caminar con paso firme entre cincuenta elementos de seguridad pública y abrirse paso entre los abogados chafos y plantarse en el lobby del edificio de la policía para cualquier cosa. Y una puede sentirse endemoniadamente satisfecha de que no le tiemblen las piernas, ni se le achique la voz, ni se le asome la sonrisa nerviosa, ni retroceda el ceño serio.