6.13.2004

Blosboster y yo hemos iniciado un idilio apasionado y obsesivo. Me ha obligado a permanecer horas y horas en la cama, en pijamas. A no salir más que a lo estrictamente necesario. Además, estoy enferma. Necesito ir a ver al otorrino, pero no me acuerdo de su nombre. Chuy-y-un-apodo es todo lo que sé. Mañana iré a buscarlo.
Ayer fuimos al campo. À la campagne, to the countryside. Comimos lasagna y ensalada de mozzarella y bebí vino y nos sentamos al sol de las tres de la tarde en la plaza del pueblo ese. Después, de regreso, me he puesto a pensar en muchas cosas. En cómo todo era distinto antes. En las veces anteriores que he recorrido el mismo camino y con quién y en qué circunstancia. Y me pregunto cómo he hecho para estar tan lejos. Y me respondo que hay gente con la que uno la pasa bien y se divierte y se siente feliz y eso no debe terminar por ningún motivo. Y me respondo también que hay otra gente con la que uno se siente feliz y se divierte y se enamora y quiénsabecómo, uno empieza a sufrir y entonces todo termina por cualquier motivo.

Y me doy cuenta de que lo he perdido todo.