8.12.2010

parques

La gente que suele visitar los parques de mi barrio parecen estar ajenas al mundo real.  Las veo dando vueltas y me asombra su existencia libre de pantallitas. Seguro no tienen Twitter, pienso con envidia mientras pedaleo. No soy como ellos. Yo paso más rápido, voy más arriba, los miro con una distancia que se siente como la de un narrador titulado Voz en Off. Los únicos ruidos exteriores los hacen los perros que no salen cuando ven pasar a los que, ufanos, andan de aquí para allá en la cuadra. De vez en cuando el viento sopla. Algunas hojas se mueven. Las semillas secas que caen de los árboles tiemblan contra el asfalto. Cuando doy vuelta a la manzana, las llantas hacen ese sonidito de beso de goma. Ellos siguen dando vueltas. Unos corren, otros caminan. Si voy a cierta hora, habitan las bancas, ese país de los abrazos obligados al pudor. Ninguno se ocupa de mí. Y me dan gusto. Por ignorarme.

1 Comments:

Blogger Carol ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5:11 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home