12.29.2008

abulia

Hay días en los que escribir me despierta un interés inferior a cero. Nada parece moverme a teclear, a tomar cualquier superficie y garrapatearle algo encima. Cuatro o cinco cuadernitos empezados aquí y allá y ninguno con nada de sustancia. El otro día empecé a terminar de migrar cosas de la casa de mi abuela al departamento. Salieron un montón de papelitos. Pases de abordar del 2006 y 2007. Cuánto viaje Monterrey-New York. Cuánto dinero invertido trabajosamente en que funcionara. Notitas de cafés y compras estúpidas. Observaciones en el metro, el avión. Notitas amorosas aquí y allá. Regalitos para la suegra, la sobrina-to-be. El chino dice que tengo que apurarme con esto. Pablo que me lo tome en serio. Y sí, quiero. Pero volteo alrededor y nada me convence. Se me van las horas pensando en un tono para pintar la pared y mirando la última mesita que compré. Ahora todo es el cuarto propio y estar en él. La escritura, quién sabe qué.

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