5.04.2007

valedictorian

Nunca me había sentido tan cerca a una generación. Del medio millar que estamos por mandar al mundo, el veinticinco porciento pasó por mis manos. Son buenas gentes, la mayor parte del tiempo. Ellos tampoco saben a dónde van. Tampoco saben que diez años después la cosa no cambia mucho pero sshh, no vaya ser que se quieran quedar otro ratito. A los de ayer no sé si hice bien. No les dije que sueñen ni que serán capaces de lo que quieran, ni que el futuro es suyo. Les dije que las cosas no siempre salen bien, que a veces los planes cambian, pero que se casen con lo que elijan y perseveren hasta que no se pueda más. ¿Y tu plan, Miss, salió? Mi plan, les digo y se quedan expectantes, ansiosos. Mi plan, suspiro y se me llenan los ojos de adioses. Me sorprendo. Hace diez años yo era ellos y no estaba ni cerquita de verme frente a un salón haciendo esto. Hace justo diez años yo también pensaba que cuatro hijos y con el novio de siempre y trabajar medio tiempo y cocinar a mediodía y tener ropa bonita y haber leído muchos libros y ganar dinero y una casa de estilo mexicano colonial. Sin el sueldo del pobrecito que antier dijo ¿como para los veintidos que me gradúe ya podré estar como ganando unos 120mil mensuales, no?, no era yo tan planeadora, pero algo así. ¿Cuántas veces les van a romper el corazón saliendo de aquí? ¿cuántos trabajos, cuántas entrevistas? ¿cuántas desveladas? ¿cuántos no van a llegar, un choque, cáncer, tragedia? ¿cuántos van a ser cantantes o escritores o bailarinas? ¿cuántos van a venderse, a conformarse? ¿quiénes? ¿cuáles? Los miro así de frágiles y tengo miedo de que se vayan. Quiero decirles, ojo, cuidado pero no cabe. Eso lo tienen que aprender solos.

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