5.18.2006

puddle walking

La única cosa buena de que lloviera estos días post-trauma graduación, es que pude ponerme las botas. Después, cuando volvíamos del vigésimo octavo evento de despedida, tomados de la mano y mis pasos empezaron a esquivar yet another puddle en Mullberry, se detiene y me mira: Y vos, ¿de qué sirve que te hashas puesto las botas si venís evitando los charcos? Dáááále, saaaaltá. Entonces me detiene fuerte la mano y entrecierra los ojos para que yo vuelva a tener cinco años.