11.06.2003

Ya entregué lo que tenía que entregar ayer. Me falta todavía lo que hay que hacer para mañana. Me parece que eso es menos, pero aún así. Hoy fue un poco mejor, la cuestión oficinesca matutina. Estoy cubriendo a alguien. Pero no sé usar su teléfono multilínea ni su mac. Malditas Mac. Hacía años que no tomaba una. Me duele el brazo de tanto esfuerzo por el mouse. En un rato más voy a ir a visitar a Pablo. EStá en el hospital. Hablamos anoche un buen rato y hoy en la mañana un ratito. Se siente mal. Me preocupa mucho. Mariana, nuestra mamá que vive en Canadá por el momento, me contactó esta tarde para encargármelo mucho. Dice que necesitamos una limpia los dos. La pobre, preocupándose por nosotros. Se fue y nos empezamos a descomponer los dos. Ayer, que todo me pasó, también me quedé sin champú. Fue horrible. Hoy ya mejoró un poco la cosa. Mi papá cumple años. 49. Le hubiera gustado que comiéramos juntos, pero no se pudo. Lo voy a invitar a comer este fin de semana, creo. También tengo la boda, claro. Se casa la tercera de mi reducido grupo de amigas del colegio: Martha y Diana ya se casaron. Quedo yo. Queda Claudia. Daniela se casa en dos semanas. Del igualmente reducido grupo de la prepa - Daniela es de ese grupo- soy la única mujer que queda. Iván también se casó ya, y David se casa el año siguiente. Iván y Rosario hasta van a tener un bebé, igual que Angélica, igual que Nicté. ¡Qué lejos me siento de ellos! A veces me pongo a pensar, y me asusta saber que yo podría igualmente estar en esa misma circunstancia. Circunstancia me parece muy temporal. Creo que lo suyo es más bien ya una condición, un estado. Son casados, son papás. Lo mío, me gusta pensar, es más bien una circunstancia. Estoy soltera, estoy trabajando. Una elección, igual que la de ellos. La mía puedo cambiarla. ¿Y ellos?

Hoy me he sentido todo el día molesta. Creo que mi cuerpo sigue en huelga. Hoy amanecí en mood étnico-urbano. Me puse mis accesorios esos de maderitas y piedritas epsóticas. Un pull manga tres cuartos muy escotado (es un decir, ¡soy una Maztrich!). Unos jeans nuevos de GAP que me quedan muy bien, y mis 9 West picuditos nuevos. Reviví la pañoleta que me trajo alguien generoso de Indonesia. Me la puse en la cabeza. Pablo (¡alíviate Pablo!) dice siempre que me pongo esa pañoleta en la cabeza que parezco señora bonita joven que recibió quimioterapia. Creo que es su forma de decir, "No estás tan jodida, pero te he visto en mejores condiciones". Amós dijo que por qué tan hippie. No sabe que el morral es 100% leather, y que además es de Coach.

Quiero seguir escribiendo, pero se me hace que si no me voy ahora mismo Pablo se va a curar y yo voy a seguir aquí. Le voy a llevar algo. Un miguelito, jeje.