6.05.2003

Había dicho que escribiría sobre los tenis. El otro día le platicaba a Ángela, que vino de Canadá, sobre esta teoría. Uno va a la tienda y quiere comprar los tenis que tiene en mente. Pero resulta que no hay, y vienen los problemas. Me dijo entonces: "Mira, en Nueva York [qué apropiado] hay una tienda Virgin inmensa que me encanta. Tiene miles de CD's, y cada que voy a esa ciudad la visito y me engento. Pero yo vivo en Monterrey, y aquí hay Music 'n More y Saharis. Y así es. Podría estar pidiendo por Internet los CDs, pero le quita el placer de ir, buscar, comprar. Además es más caro. De todas formas, en Virgin o Mixup, al final compras el mismo número de CD's". Se me hizo lógico. Yo andaba sin tenis, con tenis prestados y tenis viejitos. Pero me hacían falta unos nuevos. Porque sino, no se puede hacer ejercicio. Así que me compré los tenis. Y ¡sorpresa! Me quedaron muy bien. Cómodos, chidos, divertidos...