1.24.2011

bípeda

Caminar calma los nervios. Cuando eres un bebé no puedes imaginarte lo útil que va a serte esta habilidad. Desplazarte a donde quieras. No importa que no tengas más monedas para el taxi, que estés cansado, que quieras llorar. (Es difícil caminar y al mismo tiempo llorar. Sólo algunos niños parecen ser capaces de tan esforzada acción). Si tienes puestos los zapatos adecuados, puedes caminar kilómetros enteros. Esta mañana, rumbo a la playa, me crucé con un chico que venía corriendo con los tenis en la mano, descalzo. Hace algunas noches, giré sobre los talones en medio de una librería y emprendí la marcha. Entonces pensé. Caminar calma los nervios. Qué bueno que soy peatona.