12.27.2010

maletas

Un día de estos voy a hacer una maleta. Una maleta es un decir. Ya se sabe que serán al menos dos. Un día, lo más seguro es que sea el último día posible, haré un par de maletas. Olvidaré llevar tres o cuatro cosas importantes, y empacaré muchas otras que no necesitaré. Sólo por el consuelo de llevarlas: dos delantales, unos zapatos incómodos, un arete sin par, alguna cosa para colgar en la pared, un utensilio pequeño de escritorio. Amuletos y talismanes cotidianos que pueblan cajones y repisas que nos hacen pensar que estamos donde debemos. Una bocina para tocar música que llene los espacios vacíos de Hermanuel. Cables y chunches electrónicos para mantener con vida aparatos que en medio año servirán sólo para saber la hora. Algunas fotos impresas. Un suéter, dos trajes de baño, seis pares de zapatos. Un cuaderno nuevo y una pluma cara. Sin computadora. Pero con un montón de palabras. Y muchas ganas.

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