3.02.2008

poolside musings

Todo esto es altamente artificial. Vacío. Soy la primera en las balinesas. El DJ tampoco ha llegado. Los managers y las "animadoras" son todos argentinos. Ellos son relativamente lindos y eshas tienen la cola de fuera. Reparten copas de clericó tibio entre la gente esta a la que vagamente recuerdo de mis épocas pre-universitarias y pueblerinas. ¿De verdad es ése el primer chico por el que lloré? Qué feo, está gordo y se quedó calvo y chaparro. Su novia tampoco es linda. Hay cada cosa que se pone bikini y uno con pudores. Las piernas deben estar en un cierto ángulo para que se tuesten parejo. Uno de mis hermanos pasa junto a mí meneando la cabeza. Lo miro desde mi trono de rattán sintético y le aviento un beso. Sus labios deletrean MELANOMA en silencio y sigue su camino a la piscina. El mesero se olvida de mí con facilidad. Entre un reclamo y un coqueteo me regala una cerveza. No traje nada de leer y no importa. Me saturo de turquesa, lounge, gossip. ¿Será que ese de ahí...? Sí, es. Sigue siendo muy guapo. Hace catorce años me pidió que fuera su novia, un viernes a la noche en la sala de mi casa. Está parado junto a la piscina infinita y me pregunto si detrás de los lentes me estará mirando. Tenía unos ojos verdes preciosos y era muy dulce. Yo quería decirle que sí, por guapo. Pero era viernes y había una fiesta y yo ya estaba arreglada. Él no iba a fiestas. Le quedan bien esos shorts. Quedé de contestarle el lunes. No me volvió a llamar. A las dos semanas se puso de novio con Esmeraldita, su mejor amiga de ese entonces. Esmeraldita, su esposa de este entonces está en la palapa del otro lado de la alberca, con la ceja tatuada y la cicatriz de la cesárea, el tinte medio descolorido. Él está divino. Yo me doy vuelta, me hace falta emparejar el color de la espalda. Esta no es una tarea fácil. Hay que tener paciencia y dedicación. Esto no es para aficionados.

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