11.10.2007

opiamente

Sábado de noviembre, 27 grados. Con mi camiseta de los ojos del subcomandante espero a que se desocupe el cajero automático. No me bañé. Un señor viene y se para enfrente mío. Un niño lo acompaña. Los dos se bañaron. Huelen bien. ¿Cuánto dinero me queda? ¿Cuántos días faltan para la quincena? Una voz profunda que no viene del niño, pero del señor: Usted no está en la fila ¿verdad? Yquéchingadosvoyaestarhaciendoafueradelbanco.

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