11.19.2005

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Se me fue el sueño. Toda la semana tratando de dormir un minutito más y hoy que quería dormir, se me fue el sueño. Mañana llega lo de freshdirect. El pavo y demás. Obvio, obvio que va a haber pavo y demás. Me puse a leer lo de la tarea. Nada. Apagué la luz. Me dí vueltas y vueltas. Escribí tres textitos en el celular. Los borré. Pensé en salir a fumar y me dio frío. Invité a Italo Calvino a la cama. Ugh. Voy a la sala a buscar el cargador, enciendo la computadora. Periódicos, revistas, blogs. Nada, nada, nada. Luego me paseo por los blogs de todas esas mujeres norteñas que escriben en TJ y en Hermosillo y en Mty que dan clases y tienen hijos y amigos del alma y blogs pero además hacen libros. Soy retonta, pieso. Luego pienso que eso ya no es excusa. A los dieciséis se puede ser retonta impunemente, a los veintiuno, si uno creció donde las monjas y luego la soltaron de pronto en el suroeste francés. Ya no. Ya tengo muchos. Me doy cuenta cuando es viernes en Manhattan y las luces y el frío y la gente y el flasmeis con Miss Colombia viendo la tele mientras él prepara machaca en la cocina y yo sugiero que por consideración también haga una quesadilla (plan B, que le dicen) y el güero sabediosdónde, porque él no tiene frío y además tiene veinticuatro (veinticuatro, uno puede ser retonta incluso con veinticuatro, suspiro nostálgica) y hoy no fue a la escuela y tiene todas las energías del mundo. Y yo. Yo que no tengo sueño. Yo que debería entonces ponerme a hacer algo y no alcanzo, no me alcanzo para hacer algo salvo tener el ojo pelón y las dos y media de la mañana y a ver si logro dormirme porfin.