11.10.2005

huelga

Es difícil, esto de las huelgas. Desde un mes que lo vengo pensando. Desde aquel viernes que me llamaron para preguntarme "Would you be crossing the picket line?". No quiero hacerlo, no quiero cruzar el picket line. Estoy a favor de los derechos de los trabajadores, de la mejora de sus condiciones laborales, etcétera. Por otro lado, yo sabía cuánto me iban a pagar desde que me contrataron. Qué pereza. Claro, las horas son más largas de lo que yo pensaba, pero ¿qué no es así en todas partes? Además, ser asistente de docencia es y no un empleo. Si lo hiciera sólo por el dinero, podría trabajar en donde fuera. ¿Qué culpa tienen los alumnos? No sé, y luego, en el teléfono, la enésima llamada del sindicato, que no les parece que mover mi clase fuera del campus sea suficiente. Que cruzar the ethical picket line es igual de malo. Y los profesores de política, pero no vas a cruzar el picket line, por supuesto. Y los de economía, pero es que son colegas en entrenamiento, no empleados. Los de antropología e historia, marchando con los silbatos y los tambores alrededor del parque, frente a la biblioteca. Yo corriendo a ver a Patty , a ayudarle a decidir qué estudia y dónde y me doy cuenta de que tal vez yo no supe qué estudiar ni en dónde. Pensando en mi padre que cumplió años y cuyo post de felicitación se ha quedado muy lejos, entre los carteles del maratón y los panfletos de la huelga. Haciendo listas interminables de pendientes y pagos y cosas. Queriendo salir a dsifrutar del sol y quedándome en vez a preparar sopita de pollo para daneses mocosos y a leer y a revisar trabajos que no se acaban y cómo quieren que suspenda actividades luego de dónde voy a sacar el tiempo para poner todo al corriente.