10.05.2004

Al pasar

Estoy sentada calificando exámenes en una mesa de un café. Escucho y miro a los demás sin poner mucha atención. Un hombre habla bajito, dulce. Me recuerda a alguien. Ah, sí. Alguien alguna vez me habló con esa voz. Con esa voz calmada cuyos únicos altibajos están en el rostro hermoso de quien habla, pero nunca en el volumen, ni en la entonación. Esa voz parejita y tersa que suena deliciosa al principio. Le está agradeciendo a una mujer su comprensión, "me has ayudado a darme cuenta de muchas cosas de mí mismo, disfruto mucho tu amistad, estar contigo..." blah blah blah pienso mientras sigo palomeando y le doy otro trago al café. Después la respuesta. Imposible verla a ella. Sólo alcanzo a escuchar su voz perdida entre las tazas y la música (¿por qué no le bajan a la música, nadamás un poquito, por vafor?). "Qué bueno que lo hablamos, fíjate (aysh, ese fíjate me hace ruido, no puedo verla, quiero ver la cara con que lo dice), qué bueno que estamos tocando el tema porque me incomodaba un poco, porque no tengo pensando acostarme contigo, sí lo sabías, ¿verdad?".

Sopas.

Yora comoliago paseguirevisando.

1 Comments:

Blogger Roberto ha dicho...

Esas platicas siempre son de lo mas fuerte.....

12:41 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home