6.02.2004

Laurel Canyon

Ayer, cuando se acabó el día laboral, cuando me dirigía al cine, tuve una extraña sensación. Algo así como tener la certeza de algo que todavía no sé qué es. Como paz. Me di cuenta de que el día había sido perfecto para que yo lo pasara pensando en asuntos a los que suelo darles muchas vueltas, triste, enojada, confundida. Y lo cierto es que no, al contrario. Vamos, que lo que me pasa es que no me he detenido a pensar en las cosas, y lo más sorprendente es que no fue un esfuerzo consciente. Me da un poco de miedo, porque hoy que lo pienso, no puedo decidir si eso es bueno o no. Es como un gozo tranquilo, como una certeza invisible, como...No lo sé.

Quiero escribir mejor de la película que vimos ayer. Es una de las mejores películas que he visto este año, y he visto muchas, incluida Lost in Translation. Se trata de Laurel Canyon. No sé bien por dónde empezar, salvo por el hecho de que es una película bien hecha en todo el sentido de la palabra. Alex (Kate Beckinsale) y Sam (Christian Bale) son una pareja guapísima de jóvenes médicos que se mudan a California. Sam es un R1 de psiquiatría (tenía muchas ganas de escribirlo así) y Alex está terminando su tesis en algún asunto complejo, como de genómica, como de comportamiento sexual de moscas, como....Temporalmente se instalan en casa de Jane (Frances McDormand, que está espléndida en el papel), quien es una productora musical que se encuentra terminando el disco de la banda de Ian (un enigmático Alessandro Nivola, gringo, con un acento inglés que me engañó de verdad) su más reciente, y mucho más joven, amante. La situación es entonces la siguiente: En la caótica casa (con una alberca que juega un rol muy importante) conviven una rockera cincuentona tratando de lograr un buen sencillo para el álbum del grupo de su novio al tiempo que es acosada por los ejecutivos de la disquera; una banda inglesa que se pasa el tiempo practicando y grabando y fumando hierba; una ratoncita de biblioteca que necesita terminar su tesis y concentrarse en genes y genomas y un joven médico que pasa más tiempo con una guapísima R2 de acento extranjero que en su casa y que empieza a hacerse preguntas. Lo cierto es que no logro comunicar lo que quiero con toda esta descripción, salvo que hay gente tontísima en las compañías que traducen los títulos de la película y hacen cosas como salir con un chafísimo "La calle de las tentaciones" para esta movie. La Beckinsale es genial como la nerd que no puede dejar pasar la oportunidad de rodearse de glamour y emoción, Bale es un bombón tierno y confundido y..bueno ya basta. El soundtrack también es buenísimo, incluye a Serge Gainsboroug (sigh).

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