2.07.2004

A veces, no me importaría vivir aquí. A veces tengo unas ganas tremendas de vivir aquí. De terminar de estrenar las almohadas de pluma de ganso. De dormir siempre en una cama que me queda grande. De despertarme con la pared azul de Picasso. De tener una cocina grande y bonita y café para tomar por la mañana en pijamas. (Ahora por lo regular tomo café ya vestida de ciudad, con cuaderno y lentes y post-its, frente a la computadora). Tampoco me importaría, tomar café no en pijamas pero sí sobre las sábanas de franela con rayas blancas. Tomarlo despacito con azúcar en una taza que tiene una compañera que no acepta azúcar.