1.26.2010

emoción

El 2010, a tres semanas de inaugurado, viene a soltarme una gran lección. No podemos detener la emoción, ni controlarla. Pero nos emocionamos con base en lo que imaginamos. Y tal vez ahí había estado intentando controlar la emoción. Decidiendo estúpidamente que si no lo escribía era como si no tuviera permiso de emocionarme.

Pues no, resúltase que uno puede emocionarse sin escribirlo. Hasta yo.