3.14.2007

nostalgias

La última vez que fui me hizo el gusto y pasamos por enfrente de mi excasa. Pisé Prince como el que sabe. Como quien alguna vez tuvo la correspondencia en cuarentayalgo Prince. Después, cuando llegamos a McNally Robinson tuve que suspirar. Mi stoop wannabe. La noche de domingo sin turistas. Empecé a sentir un nudo. Doblamos frente a la iglesia, levanté la vista. Había un hombre en mi cocina. Un hombre rubio que preparaba algo en mi cocina. Ya no estaban las litografías azules, ya no estaba el escurridor sobre la ventana. Más a la izquierda, unas persianas cafés y una ventana que no es la mía. Estoy por llorar. ¿Qué pasa tonta? ¿Shorás por una casa? Vas a tener muchas casas. Esta mañana lo recordé. Mientras me comía un pedazo de pizza fría con la luz apagada extrañé la ventana. Yo tenía una ventana con una iglesia enfrente y días de sol. Yo tenía bagels con brie y pizza frìa de Lombardis. Yo en realidad debería estar en otra parte.

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