5.16.2003

El asunto de los tenis empezó como una metáfora muy simple, hasta que se convirtió en toda una teoría sobre las relaciones de pareja. Hace algunos meses, me encontraba en una depresión emocional fuerte, y un dilema interpersonal importante (todas las decisiones tienen cara de drama cuando se les combina con depresiones). Un amigo muy querido me contó una historia que había vivido unos días antes. “Acompañé a una amiga a comprarse un par de tenis. Tarea fácil porque en realidad ya los había visto antes y sólo era cuestión de encontrar la talla adecuada y pagarlos. Desafortunadamente, a la hora de llegar, encontramos que ya no había los tenis que ella quería, y encontrar los adecuados fue toda una odisea. Me parece que lo que te pasa es similar, y que tu dilema es muy simple: te has dado cuenta de que ese tenis que habías visto y que tenías en mente no existe en tu talla. Definitivamente necesitas los tenis, pero tienes que elegir entre los que están disponibles, y lo que te hace ruido es la imagen de aquellos que pensaste que eran perfectos”. Con esta conversación, inició una aventura emocional e intelectual que todavía frecuento. La comparación me entusiasmó tanto que he empezado a dedicarle conversaciones y escritos, y trato de compartirla con todo aquel que se deje.

Por lo pronto, ese es uno de los temas dominantes en esta búsqueda de la voz.