9.25.2010

juliet, naked

Once upon a time, you would watch a Nick Hornby movie and then turn on your computer, make a playlist, start a blog, go for a cup of coffee with a boy you were sort seeing, except it was all a game. You would smoke cigarrettes indoors, leislurely, in a way that today seems preposterous. You would feel wordly about your tastes, discuss Love and Relationships in pop-culture metaphors (Finding Love was Like Looking for the Perfect Pair of Sneakers) and then drive to the cinema. Twice in the same week, once all by yourself. You would fuck on weeknights until your perfect young body ached, the insides of your arms bitten mad, your legs absolutely sore. Your life, relationship, conflict could all be summed in a song or two. You would feel butterflies in your stomach when you heard the first five seconds of those two songs. You would text at three am in the morning, drunk. You would be up and drunk at three am in the morning. You would whisper invitations in someone's ear at a bar. Then leave the bar like there was no tomorrow. You knew no life outside of this but had the firm belief that This Was Not It. It Would Be Grand. Your life, that is.

These days, you pick up a bright yellow Nick Hornby book and read it on the flight home. You usually use those flights to catch up on work, or to read last month's New Yorker and maybe sip a bit of wine. This time you didn't feel like it. You picked up the bright book yesterday on the airport and you couldn't put it down until this morning, all three hundred and some odd pages of it. Feeling old and wasted.

Etiquetas: ,

9.19.2010

Cartas de hombres que se casaron con otras

 El libro va a titularse: "Cartas de hombres que se casaron con otras mujeres". No se sabe cuándo estará terminado ni cuándo saldrá a la venta.

Un extracto dice así
13/2/07
Estimada Socia,
       Acá el primer envío de los parches mágicos del tigre, tal cual acordamos en nuestras conversaciones telefónicas y electrónicas. Espero que no le incomode la mala letra pero debe comprender que me acabo de levantar y no hay agua en mi edificio, así que sigo tan dormido como hace un par de horas.
      Más allá del propósito explícitamente comercial, le escribo porque necesito comunicarle algo a un nivel digamos un poco más personal. Esto que le escribo no es de socio proveedor a socia minorista (aunque estoy más que conforme con la marcha de este negocio). Le escribo como Z a usted, M, o sí me deja, L (escuché que así le llaman los íntimos).
      Entonces, lo que quiero decir, L, es que tantas transacciones, tanto parche, tanto envío me han afectado profundamente. Verla a usted en nuestras reuniones, hablarle por teléfono seguido, enviarle emails todos los días, de a poco han ido llenando un vacío en mi corazón y en mi vida, hasta ahora sólo ocupado por parches (y pastillas de ginseng, claro).
     L, lo que quiero decir.. tendrá que esperar a la otra página porque al final de esta queda feo [salto de página]
¡LA QUIERO!
Socia, ardo de pasión cada vez que escucho su voz, aunque sepa que está en México y lo más cerca que estamos es cuando cruza la frontera a buscar mis envíos. Esta pasión no se aguanta más dentro mío y con este nuevo envío decidí confesárselo, abrir el dique que contenía el torrente de mi devoción para usted.
     Quiero que lo sepa y me encantaría recibir una respuesta. Quisiera saber si podemos ser algo más que socios; quién sabe, quizá seremos tan exitosos como los parches.
     Sin más, me despido atentamente, quedando a su servicio y siempre llevándola en mis pensamientos y en mi corazón. 
                                                                                                                             Su socio, Z. 

Etiquetas:

viernes

Sales con un chico. No. Aceptas salir con un chico. Un chico que te mira de lejos hace cuatro, cinco años. Pero eso ya lo sabías. Lo has mirado mirarte. De lejos. Coinciden. Aquí y allá. Uno o dos grados de diferencia. Sabes que seguirás coincidiendo. Por eso no te animas a salir con él y romperle el corazón. Porque nos queda claro que esto no va a otra parte. Sin embargo un día te da la gana y aceptas. Tal vez te has cansado de seguir postergando. Ya no puedes estar en casa otro viernes más porque los narcos. Es triste de verdad ver el abandono en que has dejado esos zapatos y las minifaldas que en un par de años ya no usarás. Es ahora. Aunque él no sea. Así que te arrastras de la oficina a tu casa. Le contestas el teléfono ahora sí, como tantas veces no. Te detienes dos segundos antes de cancelarle porque no sabe a dónde va a invitarte. Es un tipo raro. De esos que suben mucho la voz y manotean para todo. Te pones un poco pesada al teléfono pero no se da cuenta. No te ofrece pasar a recogerte. Tampoco te importa tanto. Te medio arreglas. No sacas la ropa más linda sin estrenar. No te enchinas las pestañas ni te montas en tu tacón más alto. Después pasas dos horas y media, no más en un bar a media luz escuchando boberías un viernes cualquiera después del trabajo.

Etiquetas:

9.10.2010

lectura del café

Puede saberse mucho de su futuro inmediato oservando las marcas de café. No las de la borra al final de la taza. Más bien las salpicaduras que hace antes de marcharse y que encuentro horas más tarde cuando me preparo un almuerzo solitario.

Algunas veces hay un camino de grano molido que viaja desde el estante hasta la cafetera en un zigzag caprichoso. Son los días que tardann más en arrancar. Cuando todo va bien, sólo está la cuchara sobre un discreto punto y aparte de café en la fórmica. Si se le hizo tarde, los patrones en la cubierta y sus alrededores son dignos del mejor analista forense de splatter que pudiera existir.

Hoy por ejemplo, había una alberca de café humeante sobre la barra.
'
Debimos imaginar que sería un día terrible.

Etiquetas:

9.08.2010

concedido


Algunas tardes vuelvo del trabajo cuando todavía hay un poco de sol entre las nubes. A esa hora el sol ya no me cae en los hombros ni en la nariz. Sólo lo miro pintando las montañas de maneras cursis y caprichosas. Me subo a la bicicleta, pedaleo un rato. Otros días, vuelvo del trabajo y se ha hecho de noche. Entonces me calzo unas alpargatas, o unas ojotas y me pongo a preparar la cena. Y sucede alguna vez, que todavía con el vestido que me he puesto para ir a trabajar, me percato de que hace falta, digamos, refresco para cenar. El portón tiene candado y el auto está encerrado. Así que sin pensarlo dos veces busco la bolsa ecológica y desempolvo un par de envases de vidrio y me monto en la bici. Con vestido y todo. Pedaleo mientras las botellas hacen clink clink clink entre sí y el viento de las ocho de la noche se sorprende de lo aerodinámico que resulta este vestido. Y cuando estoy de regreso me doy cuenta que no es rojo, pero de alguna forma, es un deseo semi-concedido.

Etiquetas:

9.05.2010

odiosa

Gracias Señor por darme la maravillosa oportunidad de estar diariamente en contacto con los defectos de las personas en las que no me gustaría convertirme.  Gracias por la información no solicitada, por el acoso intermitente, las preguntas tontas, los halagos melcochosos y de doble filo. Gracias por todos esos recordatorios diarios de las cosas que no debo hacer nunca para no ser como todos ellos.

Permite que los identifique todos, los evite todos y me vuelva cada vez más ermitaña.

Amén.

9.04.2010

pistas

A los 24 te entusiasma pensar que olvidaste algo -unos aretes, un potinque, el cepillo de dientes- en la casa de un chico.

A los 30 (y uno), más te vale no dejar tu crema cara o tu pulsera favorita en la casa de ningún fulano.

Etiquetas:

9.03.2010

conversation

-  Do you like this dress?

-  It has a funny shape. 

- [...]

- ... but your butt looks amazing in it...

- That's because I have an amazing butt.

- Yeah, you still have an amazing butt.

hot date

Todos los días uso tacón alto para ir a trabajar. Todos los días me pongo falda, vestido, blusa de botones, pantalón de salir. Todos los días me empeño en que mi apariencia demuestre que me tomo en serio lo que hago, en verme hip pero profesional. Todos los días hago malabares fashionísticos antes de irme a hacer los malabares docentísticos de cada mañana. Combino outfits, selecciono zapatos, accesorizo. Aunque claro, sin enseñar tanto como en otros tiempos.

Hoy no fue ese día. Hoy me desperté tarde, me puse unos jeans, me acomodé una t-shirt blanca, me metí en mis Converse favoritos y, para disimular un poco, me puse un blazer serio y profesional. Hoy caminé de ocho a doce centímetros más cerca del suelo sin miedo a tropezarme, tomé café sin salpicar, me senté desenfadadamente sobre un escritorio y otro.

Hoy también, vino un alumno y me dijo "So Miss, we hear you got a hot date today, and that's why you have that cute outfit on. Should we be worried, Miss?"

Very worried.

9.02.2010

otra vez


El misterioso asunto de darnos cuenta.