2.25.2010

mujer dividida

A veces pienso que estoy multitaskeando mi existencia, que mi personalidad son un montón de ventanitas concurrentes que compiten por mi atención. De día maestra, por la tarde profesora. A la noche, cuando se puede, conspirar un texto o un post, recortar palabras ajenas. Twitteo con foto real asuntos serios e inteligentes y seudonómicamente lo que se refiere a zapatitos y muchachos y así. Me contradigo. Contengo multitudes, diría Whitman en el cartelito aquel que tenía en el primer escritorio de mi primer vida de universitaria. El iPhone para viajar, escuchar música, vivir la vida 2.0. Un Nokia para acordar, charlar, enviar un texto o dos, resolver pendientes. Un chico para desear otro para esperar.La tarjeta roja para esto y la plateada para aquello. Una para lo que se debe y la otra para lo que se quiere. A unos alumnos les hablo en inglés, a otros en español. Pareciera que sólo me falta decidir. Eso, o al manicomio, me cae.

2.22.2010

Sunday nostalgia

I still think you are beautiful. And I miss you.



Y desearía que tú también pensaras y sintieras lo mismo.

Etiquetas:

2.17.2010

martes de cine

Fui a ver Up in the Air. Un boleto. Me ofende un poco que no la chica de la taquilla no hace un comentario insensible a mi demanda solitaria. Tal vez ahora les enseñan en el entrenamiento que un cliente es un cliente, y que los cinevidentes single son un mercado que hay que cuidar. Tal vez ya no sorprende que alguien como yo se acerque a la taquilla y pida un boleto para las 8:20. No lo sé. Paso frente a la fuente de sodas y titubeo. Regreso. Pido un combo. El más pequeño se dice Mediano (no existe "chico" en el idioma del comercio del entretenimiento como tampoco existe ya "¿sólo uno?"). Resulta ser demasiado. La película también un poco. Ese guardar la maleta, deshacer la maleta que tan bien me sale de un tiempo para acá. Que tampoco es tanto, yo no tengo tantas millas. Pero un poco esa actitud. Esa perpetua actitud de viajero frecuente, maleta preparada, botiquín repleto de botellitas. Tanta pinche botellita y tanto jaboncito confortable. De regreso quién sabe por qué, recuerdo algo. Es el 2002. Todavía no he cumplido 23 años. Estoy recién graduada. Es mi primer trabajo de tiempo completo. Estoy en el hotel de una ciudad que no he vuelto visitar. Me han encomendado un Proyecto. Soy joven. No recuerdo nada del vuelo. Pero sí de ese primer estar en un hotel (¿cuántos hoteles desde entonces?). Ese cerrar la puerta y entender que no hay nadie. Esa emoción que no se puede colgar con la blusa de botones en el perchero, ni escribirse en el reporte torpe que resultó. Esa primera foto que tomo y en la que no puedo salir. Recuerdo las lágrimas estúpidas. El silencio. La sábana blanca y la cortina, que no te puede consolar. La alfombra que no registra los pasos ni el ruido que hacemos sobre ella.

Y la mirilla, esa por la que espío desde entonces.

Etiquetas: , ,

2.16.2010

animo

Me manda un mail nocturno. Muy nocturno. Se identifica, nombre completo y número de matrícula. Incluye además detalle sobre sí mismo "el alumno que", no vaya a ser que no sepa quién es. Es realista, no se hace ilusiones de que yo sepa quién es, pero lo sé.

El motivo de su correo es, sólo "conpartir mi pena con tigo". Me reservo la transcripción del resto del texto porque sólo es para mí, y porque odiaría tener que insertar todos los [sic] que corresponden en esta compartición de penas alumno-maestra. Penas que, debo aclarar, fueron causadas por una horrible calificación reprobatoria que él no trabajó tan duro para mejorar y yo no tuve reparo en reportar.

En fin, se despide, "prometo hecharle mas ganas el sigiente". Y antes de abandonar su intromisión nocturna en mi inbox se despide deseándome "animo", lo cual, debo decir, me reconforta.

Me hace mucha falta ese animo [sic].

Etiquetas:

2.15.2010

Miedo

Algunos venden su casa, cruzan la frontera. Hacen maletas, cargan con cosas.
Otros venden su voz.

Las calles poco a poco se vacían. Las noches dejan de ser de diversión. Se cierran las puertas conllave y se pone la gente a rezar.


Etiquetas: ,

2.13.2010

time machine

Tonteando entre cuadernos viejos encuentro que yo escribía, tipo, o sea, así:

11.24.2003

Ayer la lectoescritora (o la escrilectora) recibió un paquete. Emocionadamente lo recibió y emocionadamente lo abrió. Un torbellino de palabras inundó su casa. La abrazaron, la despeinaron y le dieron vueltas y vueltas. Después la dejaron un poco sonriente en un sillón. Parece ser que la tienen secuestrada porque todavía no ha mostrado señales de vida. Las palabras intrusas se han instalado definitivamente y la habitan desde hace algunas horas. Perro, nariz, niniez, color, golosina y travieso se fueron siguiendo a caos rumbo a la cocina. Todavía no se sabe qué están tramando. Canción, orfelunio, acción, edificio y macanudo se fueron al salón y han organizado un evento que hace mucho ruido desde hace un par de horas. Mujer y hombre estuvieron contemplando un rato a opción, golpearon a reloj y a estudio (los dejaron muy maltrechos), amordazaron a libro y se encaminaron a la habitación. Unión, Oporto y exquisito les hicieron compañía momentáneamente. Cerraron la puerta y asesinaron a soledad que estaba adentro. A amor le perdonaron la vida. Arcoiris, río, soneto y atardecer estuvieron asomándose por la ventana y lo atestiguan todo. Reportan que es posible que cadencia, sonrisa, universo y respiración también se encuentren en el lugar de los hechos. Se rumoró que avenida también estaba ahí, pero ésta ha declarado que se encontraba en el baño y que seguramente se trataba de una parienta suya con alguna letra de menos. Concentración y tristeza optaron por marcharse pues todo era muy confuso.

Etiquetas:

fashion

Razón #98127 por la cual no puedo seguir viviendo aquí:

Una persona de mi edad con zapato abierto y calcetín/malla/media en color y textura contrastante no es vista como alguien salido de una foto de Anthropologie, sino más bien una vieja tipo tu abuelita en la mañana regando el jardín.

Etiquetas:

D&J

Los quiero. En partes iguales pero con forma diferente. Los quiero con el cerebro pero también con el corazón. Los quiero como si nos hubiéramos visto muchas veces, no las tres o cuatro de estos cinco años, que son todos los que tenemos de conocernos. Los quiero porque puden pasar meses o años y de pronto una llamada breve le pone fin a la distancia y quedamos en algo. Y ese algo resulta ser una noche larga de risas y platos y vino.

Compartir una cocina, picar tres pimientos, enjuagar un plato, rebanar dos berenjenas, intentar un plato de arroz, hornear, chismear, fumar, acabar con dos botellas de vino.

Qué rico es comer con alguien a quien le gusta comer tanto como a nosotros, dijeron. Reímos y devoramos y susurramos confidencias y nos abrazamos y después por fin, nos separamos.

Hasta quién sabe cuándo.

Que sea pronto.

Etiquetas:

2.09.2010

tevé

Los señores maztrich hicieron aritmética. Sumaron, restaron, multiplicaron. Concluyeron matemáticamente - quién puede retar a la ciencia- que los gastos incurridos en una tarde efímera de Super Bowl en cualquier lugar público equivaldrían sin duda alguna a algo más durable: Regalarle a este hogar una televisión. Aparato que no habíamos traído a este domicilio en parte porque no teníamos y en parte también porque ya se sabe de nuestras tendencias malsanas al ermitañaje auto-impuesto y la flojera olímpica. Pues ya no más. Desde ayer tenemos una, nuevecita, plana y muy moderna. Dicen que tiene capacidades wireless y mucha mucha resolución. El otro inquilino me ha dado treinta días - no especificó si hábiles, naturales o útiles- para decidir si la pondremos en nuestra hasta ahora bonita e intelectual área común, o si, las autoridades de Hong Kong van a disponer de ella como mejor les parezca. En todo caso, es el fin de nuestra civilización.

Si no escribo más, ya saben qué fue.

Etiquetas: ,

2.07.2010

café

El café tiene propiedades mágicas. Domingo, seis tazas. Es posible que sean muchas para una persona. No tantas si consideramos que hace falta leer el periódico completo y llamar a dos o tres amigos que viven en otros husos horarios y actualizarnos sobre hijos y esposos y burocracias internacionales y textos por editar y fiestas a altas horas de la nieve y ciudades lejanas. El café tiene la capacidad, dice mi jefe respecto a mí, de quitarme la cara de dormida. Después, una colega china me aclara que es verdad: la cafeína hace que los tejidos que durante la noche retienen líquido y se hinchan, vuelvan a su volumen original. Así que una taza de café es sólo para guardar las apariencias. Otra más para que arranque el cerebro. Otra sólo porque tengo frío. Los amigos de la edad se escandalizan. Ellos hace mucho que no toman tanto café. Ellos, que se casaron, o se enfermaron de gastritis o dejaron el cigarro o tienen hijos o compraron perros o se hicieron vegetarianos o maratonistas o todas las anteriores. Yo no he hecho nada de eso todavía. Me aferro al tarro. Irresponsable, abro la lata del café todos los días y aspiro un poquito. Controlo la cantidad, vierto el agua, enciendo. Después, casi siempre, a la regadera. Si es un buen día, hay música durante todo el ritual. La inconstancia en la marca es una aventura semanal. Tiene esa cualidad el café de transportarnos. De llevarnos ante una cierta ventana, a un rayo de sol, a una ráfaga de viento en particular, la textura de un sofá o una sábana.

Unos días, cuando me chiflo y le pongo un poquito de jarabe de chocolate, es como estar otra vez buscando tres francos para la máquina, fumando en las escaleras del instituto, seis idiomas despeinados discutiendo filosofía política en bufanda de colores. Algunas veces, es el aroma de la sábana de franela frente al lago congelado, un pedazo de queso brie con mermelada de blueberry. Esas tazas son de besos despreocupados. En ocasiones, la taza me lleva a una escalera de incendios, un sabor agridulce: despertares cargados con una cucharada de dulce de leche para fingir. Cuando más me gusta, el café huele a ladrillo húmedo y centenario y la taza se acomoda junto a un cuadernito o un teclado, mirando la forma que tienen las ramas del árbol ese que reverdece en el cementerio. Hay silencio esos días. La voz deja de estar en mi cabeza, ignorada, silenciada. Infla el pecho, da otro sorbo y me dicta, segura de sí misma: El café tiene propiedades mágicas.

2.06.2010

malquerida

Etiquetas:

tequila

El tequila no se congela. ¿Lo sabías? Claro que lo sabías. Por alguna muy extraña razón empezaste a tomar tequila cuando viviste en el ombligo del mundo. Esas cosas de la distancia y la nostalgia, y tener un pedacito de México en una esquinita del refri y también, mostrarle a tus quereres newyorkinos, con acento falso, un buen tequila mexicano, no esas chingaderas hechas para el mercado de afuera. El tequila no se congela, pero la vida sí. Y de pronto es el dos mil diez y no sabes cómo demonios llegaste aquí. A esta vida de pantallas y papeles y promedios y paraguas. Y palabras. No hay mucho más. Pero no te habías dado cuenta. Hasta que, en una de esas raras ventanas de oportunidad, había que mostrar quién eras. Y de qué estás hecha. Pero no. En lugar de eso fuiste torpe y vacía y callada. Una bonita caja sin nada. Tal vez ni siquiera tan bonita. Atractiva, fina en los bordes. Pero sin nada adentro, o eso pareció. Con mucho espacio ocioso. Sin una ciudad para mostrar, un cuerpo torpe, una mano ansiosa. El tequila no se congela. Tú sí. Es posible que no sea casualidad que quienes más te quieren sean los que te conocieron antes. Que te quedaste atorada en otra parte, otra ciudad, otro sueño. Y que de pronto tengas que ponerte las pilas y agregar otro tipo de cosas a tu currículum, tu mapa, tus rutas, tus afectos, tus intereses. Porque ellos, a diferencia del tequila, sí se congelan.

2.05.2010

again, el cuerpo

Querido cuerpo:

Algunas veces te vuelves un desconocido, una especie de enemigo por descuido, un extraño torpe que desconoce la voz que más hace falta que esuches. No te equivoques. Te sigo queriendo, cuerpo amado. Sigo pensando que tienes las piernas fuertes y me gusta tu cintura semi-breve y la forma que tienes de moverte algunas veces y la forma en que respiras. Me gustan tus pies y tu cadera. Pero no haces caso y te cansas y tropiezas -siempre tropezando, siempre cansado- y me traicionas. Nos traicionas. Porque al final de cuentas, no te confundas, eres mío nadamás y no puedes marcharte a otra parte sin llevarme también contigo. Excepto si te mueres. Sólo entonces vamos a separarnos, entiéndelo bien, será el fin para ti. Y yo voy a extrañarte mucho. Así que puedes enfermarte todo cuanto quieras, que yo no me voy a mover de tí. Toseré, moquearé, deliraré, sangraré. Pero lo haré junto contigo. Dentro de ti. No tenemos escapatoria. Hace falta que empecemos a movernos más como antes, como cuando creíamos que no había frontera entre tú y yo.

Etiquetas:

2.02.2010

autoría

Y mientras yo ando con mis cosas, mis inútiles preocupaciones, mis mediocres pretensiones escribanísticas mi amiga, la Power Puff Güera, necesita apurarse y volverse millonaria y abrirle un trust fund a mi sobrino, que ya no se preocupa de conejos y se ha convertido en un talentoso autor bilingüe de diez años que escribe textos que empiezan así:

"Yes!"- I shouted. "Twenty kills". I'm so excited a friend is coming over. "Hey!!! Hey!!!!!!" "Shut up!!!" I shouted. If I had only know it was the love bug. I looked onto my bed and saw a heart-shaped thing that jumped onto my body. It just stood there in my arm. "Invite a girl", the bug said hopefully. "You are dumb", I said. "It is Valintine's Day", the bug said. I have to stop talking to a bug. It's red body and black eyes looked up to me. It just made me mad. "Ouch!!! Stop chewing on my arm". "I'm not" "Yeah, yeah". "I am writing on it". Big difference, I said. I stared at its mischevious eyes who were trying to make me love.

Y de pasada, también debe perder el sueño porque la más chiquita, pobre criatura inocente, ha declarado tajantemente que ella no va a casarse nunca (give me five, le dice su papá cuando la oye) y va a dedicarse a viajar como su tía Maztrich que, ella puede ir a muchos lados porque no tiene hijos ¿verdad?.

Yo nomás me tengo que preocupar por lo que a mí concierne: Tía, ¿cuándo me vas a llevar a China?

Etiquetas: ,