7.31.2006

reconciliación

No hubo un incidente en particular. No hubo engaños ni mentiras ni decepciones. No recuerdo un pleito, una discusión. Pero nos distanciamos. Esa distancia dolorosa del que tiene que mirar al otro diariamente, en silencio. Incómodo, compartir el espacio tan a fuerzas. No tener nada que decirnos. Despertar junto a un extraño, mirarlo con disgusto, llevarlo a todas partes. Estar en desacuerdo, chocar en todo y callarnos la boca. Por orgullo, ignorancia, flojera. Dejar que las cosas siguieran y siguieran, así es como se acaba el cariño, la solidaridad, todo. Encontrar rutas alternas, intermediarios, traductores. Que otros se ocupen. Hoy hice algo al respecto. Nos costó mucho a ambos. Hubo un momento en que hubo gritos y amenazas. Hubo un momento en que pensé que nada valdría la pena y sería mejor divorciarnos de una vez y que él se volviera gordo y bofo y yo no volviera a preocuparme por él, limitarme a comprar otras tallas. Pero cuando las luces se apagaron y nos quedamos en silencio, supe que las cosas van a volver a ser como antes. Mejor que antes. No voy a volver a dejarte, querido cuerpo.

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7.30.2006

Cándido

Pará que te lo paso a Cándido, la Prensa Internacional en llamada de larga distancia.

Antes de eso, hemos interrumpido un par de veces la conversación. La primera vez porque un niño chiapaneco necesitaba saber con urgencia cuántos minutos le quedan a su tarjeta LADATEL (ninguno). La segunda porque la PI se descuidó y el chiapanequito apretó un botón que no debía (ahí fue cuando la PI indagó y supimos que se llamaba Cándido). El tercer intento transcurrió sin mucho sobresalto hasta que pará, que te lo paso a Cándido. ¿Quién habla? La Maztrich ¿y allá? Cándido. ¿Cuántos años tienes Cándido? Trece. ¿Vas a la escuela? Sí, a la primaria, en sesto grado. ¿Y cuándo entras a la secundaria? En dosmilsiete. ¿De dónde eres Cándido? De San Juan Chamula, pero trabajo en San Francisco. ¿En qué trabajas? En los chicles. Bueno, mira, pásame por favor al güero que te prestó el teléfono. Vuelve la PI al auricular. Aprovecho para reclamar, ¿no que estabas en San Cristóbal? Sí, pero la iglesia que está enfrente mío se llama San Francisco. Ah. Le doy instrucciones para que con la adquisición de un chicle podamos terminar tranquilamente de echar novio telefónico. ¿De cuáles querés? Y, no sé, los que sean. Diez pesos, dale. Imposible. El nada cándido Cándido quiere saber por qué demonios la PI no insertó una tarjeta en el aparato. Porque marqué a un número gratuito, y no es necesaria, ¿viste? ¿Y cómo estás hablando? Porque sí, porque la señorita del otro lado pagó la shamada. Luego exige minutos. No puedo darte minutos, no tengo minutos! Sí tienes, porque estás hablando. De los únicos que puedo darte sirven sólo para hablar con esha. Cándido no se queda convencido. Temo por la PI, que pueda convertirse en sospechoso de estar robando al teléfono local, o peor aún, de fabricar minutos de larga distancia con artilugios mágicos y extranjeros. No lo vayan a quemar en alguna plaza, mejor colgamos.

La redacción espera recibir pronto testimonio gráfico del suceso a través del enviado en Chis.
(N. de la R.: Extrañamos al enviado)

7.27.2006

intrusa

En la casa de mi abuela está ahora una mujer que no es mi abuela. También le hace de comer a mi abuelo, y le habla fuerte y cuando mi hermano y yo queremos comer, nos calienta las tortillas. No me gusta esa mujer, aunque tenga buen carácter. Aunque diga que qué bonito Potosí y cuando salgo me desea que me vaya bien. Habla mucho, todo el día. Todo el día tiene un comentario sobre cualquier cosa. Ayer, recargada en el quicio de la puerta de atrás dijo que le encantaban los pinos que se ven del otro lado de la barda. Quería decirle que se callara, que se fuera. Toma los sartenes como si le pertenecieran y quiere explicarme cómo funciona la cocina que no es suya. De pronto, cuando estoy partiendo un tomate se asoma y se entromete y sugiere. Salpica lo que hace de creaturitadelseñor y miamor y ay quermosuras. La miro y me duele, me duele su voz encima del silencio. Me duele su miel de ochoaocho, lunes a viernes, entradaporsalida empalagando la casa de mi abuela. No la quiero.

7.26.2006

desperate housewives

El sábado fue un día, espero, sui generis. Resúltase que en el lugar en el que crecí el drama hay que fabricarlo a cualquier costa. Entonces, los eventos que deberían ser armoniosos y triviales se convierten en verdaderos deportes extremos. Mis antiguas amigas muy pronto se aburrieron de organizar piñatas y merienditas y showers así nomás. Así que han decidido agregarle grado de dificultad a las actividades suburbanas del norte de Tamaulipas y el Valle del Sur de Texas. Seguro que para ellas es emocionante casarse el mismo día de la misa de aniversario de un pariente lejano pero ineludible de otra. Pues de alguna forma el sábado fui partícipe de eventos binacionales y quasi-simultáneos. Cinco pe eme, baby shower semiformal para amiga de la preparatoria. Ubicación: casa de la mamá de la festejada en Reynosa. Seis y media pe eme, piñata número uno para Paulina en conocido pizza joint de Pharr, Texas. As in, del otro lado del charco. Si yo fuera maestra de matemáticas y estuviera enseñando conjuntos, habría aprovechado la oportunidad de enseñar universo, conjunto A, B, intersección, exclusión, etcétera.

Lo único que vale la pena reportar es que, I made it, y además decentemente. Lo único fue que tuve que pedir el accesorio obligatorio para el segundo evento y es una maravilla que yo cuente con una prima tresañera a mi entera disposición para no deslucir.

ESPERO, ESPERO que en Monterrey las cosas cambien.

7.25.2006

tantas...

Tantas cosas que quiero postear. Tan pocas cosas que alcanzo a postear.

El calor, la ciudad, la inminencia de una vida diferente. La forma de asumirla. Yo también soy otra. Doble. Aumentada. Aunque por ahora, claro, hay que tener paciencia.

7.24.2006

San(†), Luis(†) y Potosí (?)

Estaban en un bote de basura sobre la calle que les dio el nombre. Mi hermano menor los vio camino a no sé dónde y los adoptó. La residencia de mis padres nunca ha sido muy fauna-friendly, pero como quiera. Ni siquiera tenían los ojos abiertos ni las orejitas paradas. Mi hermano nunca tuvo un gato antes. Cuando era niño, solía decir (me parece sin que se lo preguntaran) que si tuviera tres deseos, pediría, una casa rodante, para que mi mamá lo llevara consigo a todas partes, una videocasetera con una tele grande para no aburrirse y un gato para no sentirse solo. Pues la casa rodante no la necesitó porque se volvió ermitaño y el centro de entretenimiento poco a poco lo fue adquiriendo. Le faltaba el gato y fue a conseguirse tres recién nacidos que lloraban todo el día. Ni siquiera sabían decir miau. Había que darles de comer con jeringa (sin la aguja, por favor), enseñarlos a hacer pis, etcétera. Un día, Luis se fue al cielo de los gatos. Una investigación póstuma en Internet reveló que a los gatos no se les baña. San y Potosí se quedaron con la novia del otro hermano cuando emprendimos la expedición al sur hace un par de semanas. Las circunstancias alrededor del deceso de San son misteriosas. Anoche, mihermano, Potosí y yo nos mudamos por fin a Monterrey. Potosí llora hasta que se cansa o le da calor y luego vuelve a llorar. Mi hermano lo mira, le da de comer, lo vuelve a mirar. Yo no me hallo. Espero que los tres sobrevivamos.

7.20.2006

quejaciones

Tienes que prometer que es sólo por hoy. Tienes que prometer que una vez que hayas terminado de escribirlo, vas a maquillarte, peinarte y vas a olvidar que dijiste todo esto. Que siquiera lo pensaste. Desde hace un par de días despiertas y no sabes dónde estás ni quién eres. Mentira, son ellos los que no saben quién eres. Acá nadie te conoce, pero fingen todo el tiempo que sí. Creen que sus consejos son lo mejor para tu vida, tu trabajo, tu espacio, tu cuerpo. Piensas todo el tiempo en virgina Wool, qué tonta. Piensas en el cuarto propio y suspiras. Quieres uno para tí. No el proverbial, aunque también. Allá tú tenías tu espacio, tus cosas, tu casa. Acá todo es prestado, ajeno. Comías lo que querías a la hora que querías. Podías quedarte adentro sin que nadie pidiera que organizaras tus pertenencias otra vez. Podías quedarte fuera todas las horas del mundo sin escandalizar ni molestar. Acá no es así, como la vieja canción. Un cuarto propio y tres guineas. Ser independiente, libre. Se llama transición. Duele, duele el puto cambio. El cambio involuntario. La rigidez del deber que uno en el fondo sabe que es honorable. The right thing to do. Estar en donde uno no quería sólo porque eso paga haber estado donde uno estuvo. No es tan grave, guacha, sonreí, dale. Claro que acá es más duro ser peatón. Allá había metro, banquetas. Aquí ni el cuerpo te quiere acompañar cuando dices, diez cuadras, cuánto puede ser. En plena canícula el cuerpo se raja, desobedece y suda, flaquea, se alenta. Maldito cuerpo, ni siquiera tú eres el mismo. Te visto, te apapacho, te doy mucha agua y ni así. Tú también extrañas. Tú también reclamas. No se vale, pon buena cara.

7.18.2006

Cable Atrasado

Oaxaca, Oax.- Manifestantes bloquearon el hotel en donde la familia Maztrich se hospedaba durante una corta estancia. La jornada vacacional, que ese día incluía visitas a Monte Albán, Mitla y Tule, estuvo a punto de ser interrumpida cuando los miembros de la familia encontraron los accesos al Hotel Hache bloqueados por decenas de integrantes de diversos grupos sindicales. En una inusitada coalición de emergencia, la Autoridad Paterna Maztrich (APM, centro-derecha) y la Prensa Internacional (PI, izquierda) formaron un bloque que logró por la vía pacífica la liberación del contingente. Un líder no identificado de los manifestantes solicitó que el delegado de la PI (ascendido inesperadamente a "aquí mi yerno" por la APM) se quejara ante su representación consular para lograr el apoyo internacional de la causa. La jornada transcurrió sin contratiempos a excepción del motion sickness experimentado por la Maztrich poco antes de llegar a Monte Albán. La PI, en receso oficial, con bermudas y mochila, se encuentra actualmente en excursión surfística por el sur de México y centroamérica. La fracción Maztrichística se pregunta si el rango de "aquí mi yerno" será ratificado oficialmente en breve por la APM.

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7.15.2006

mezcal


Oaxaca, Oax.;: La buena noticia es que la garganta, que me venía doliendo hace días, ya no me duele. La mala es que me duele todo lo demás. Ay ay ayayay.

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7.14.2006

Puebla

No lo planeamos así, pero de pronto estamos en Puebla. Tomados de la mano en una calle mojada y oscura. Claro, no estamos solos, ni modo. Antier, antes de que partiéramos, mientras yo leía la última New Yorker sobre mi cama temporal y él escribía en mi antiguo escritorio me dí cuenta. Antier, cuando pensaba que tal vez sea la última vez que yo lea la niushorquer mientras él teclea en mucho tiempo, antier apenas me dí cuenta. Es decir, apenas lo pensé así.

Qué hermoso que es.

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7.12.2006

en Reynosa

En Reynosa, en casa de mis padres. Un cachote de mi vida de allá, vino quiénsabecómo a dar acá. Antes de eso estuvimos en el defe, en Monterrey. En ambos lugares, un regalote, la hospitalidad de mis amigos de sonrisa franca y puertas incondicionalmente abiertas. Descubrir juntos un edificio, un cielo de atardecer, un plato nuevo. Perdernos un ratito en una calle, una ventana, un cuadro. Saber que no es más que un tiempo extra. Que el partido inesperadamente se prolongó un poquito más pero que igual ya mero termina, por lo menos la temporada. En dos semanas empezaré a trabajar. En menos tiempo espero poder reanudar mis actividades escribanísticas.

7.10.2006

regreso

Hace poco más de un mes que estoy en tránsito. Hace poco más de un mes murió mi abuela, también el papá de A. Hace poco más de un mes que no sé qué escribir. Todo pasa alrededor de mí, las muertes, los viajes, las mudanzas, las elecciones, el mundial, la visita a Monterrey, los tours. No es que no me dé cuenta, no es que no quiera que nada de esto se me olvide. Es más bien que no tengo tiempo. No tengo tiempo de hacerme un paso atrás y mirar. No tengo ganas de escribir adiós. No me apetece decir ya no vivo más en esa que fue la primera casa que conocí como mía. No me alegra nada saber que las maletas de estas semanas no tienen como destino final Nueva York. No me alegra nada despedirnos esta tarde cuando él emprenda su viaje al sur, a surfear y a explorar Centroamérica y saber que no estaré esperándolo al final para reanudar la vida de siempre. De siempre es mentira, cierto, pero así se siente. Lo de antes sabe extraño. Ayer, bajo el rayo del sol regiomontano, pensar que tengo que volver a habituarme a este calor de mediodía, a caminar poco o a las horas de sombra. Saber que la casa de mi abuela ya no la contiene, ni a ella ni a sus guisos ni a sus gritos ni a sus confidencias ni nada de nada. Tomar un auto ajeno y desconocer las calles, los puentes, los edificios que no estaban ahí cuando me fui. Uno no vuelve nunca a la ciudad de la que se marchó. Encontrar a los amigos diferentes, casados o divorciados o ahora con hijos o no encontrarlos. Suspirar por esa ciudad que abandoné hace apenas un mes y que ya es radicalmente diferente. Que sólo existirá ahora en mi nostalgia.