2.28.2006

más sobre non-smoking

Qué bien dice lo dice la Rivera Garza.

Lo de la no-fumación, puesn.

2.26.2006

Ithaca (sans Ulyses)

Estoy en Ítaca. ¿Qué hace uno acá? Uno espera, por supuesto. ¿Qué otra cosa se hace en Ítaca además de presentar un paper y conversar durante horas sobre la experiencia del migrante, sobre el mito del regreso? Nada. Uno mira la nieve desde la ventana, uno se asoma al horizonte. Acá hay horizonte y uno puede mirarlo. Me imagino que sin horizonte la espera no sucede, o sucede mal. Esperar que sea el turno de uno, esperar no equivocarse, esperar que termine el ponente aburrido, esperar que no caiga mucha nieve. Esperar que venga Ulises. Pero si no somos Penélope. Esperar el autobús. Tomarse un café y esperar. ¿Qué esperas?

2.23.2006

secreto

Cuando te conocí caminabas así, como si tuvieras un secreto. Cruzamos Bowery. Volvemos de una expedición de reconocimiento en el Logüer Ist. La miro para ver qué clase de secreto. Un secreto de esos que hacen que a sus poseedores les brillen los ojos y caminen dando brinquitos. Fuimos hasta allá porque leí de un lugar donde hacen cupcakes y galletas sin gluten y sin harina de trigo y de esos Miss Guatemala sí puede comer. Fuimos porque además el artículo de New York Magazine decía que la muchacha dueña debía de vender varios cientos de quequitos de harina de garbanzo y fava beans para poder pagar la renta y quisimos contribuir un par de dólares a su negocio, que resultó ser una dulzura en medio de un barrio feo y oscuro. De regreso es cuando me entero que he perdido mi secreto, o que he dejado de caminar como si lo tuviera. Hace un par de semanas que duermo poco o casi nada. Me ocupo todo el día en cansarme, leo, voy, vengo, me subo a la bici, escribo la tarea, traduzco un poquito, tomo una foto aquí o allá, leo las noticias, preparo de comer, recojo los platos, mando mails, me cepillo los dientes, me lavo la carita. Me acuesto con Italo Calvino un ratito y después apago la lámpara, tipo dos, tres de la mañana. Nada. Me doy vueltas. Cuento hasta diez mil. Prendo la luz, leo otro poquito, el sol empieza a asomarse. Así no se puede. No sabía que se me notaba tanto. ¿Qué se me nota? Quién sabe. El flasmeis hoy me dijo que qué tenía. Nada. ¿Lloraste? No, me desvelé. Esos ojos no son de desvelo. Mañana tomo un camión a las ocho de la mañana. Hace una hora me tomé un té que debe hacerme dormir. Voy al norte, a presentar un peiper. Me aterroriza. Leí el pronóstico del tiempo y, si hace calor, estaremos a menos ocho grados centígrados. ¿Por qué me inscribí? Todo sea por darle una vida mejor a las botas, claro. Para que disfruten la nieve que mi vida newyorkina no les ha podido dar. ¿Y si me abuchean? Ya leí treinta veces el peiper, ya practiqué frente al espejo. Qué tarada, ¿no? Capaz sale algún gringo que trae datos que yo no leí. Además me pusieron en la mesa con los sociólogos. Eso significa que a los de política no les pareció que mi trabajo tuviera suficiente política. ¿Será? A lo mejor la academia es un error. Ahí se fue tal vez la chispa juvenil de mis pupilas. Ahí o en leer la sarta de tonterías que escriben en el foro de mexicanos universitarios expatriados que escriben cosas como "el populismo es gastar de más" y se insultan educadamente mientras discuten las elecciones del 2006. Juro que dos de las horas que maldormí antenoche las pasé soñando en lo que iba a responderles. En fin. Tal vez allá alguien tenga un secreto que pueda prestarme. Tal vez luego de este fin de semana regrese con un secreto que presumir abajo del abrigo.

2.22.2006

botas II

Lo malo de haber optado por las botas discretas, en lugar de por las amarillas o las anaranjadas que me anduvieron haciendo ojitos toda la temporada, es que ahora voy a tener una hija. En el año 2020 alguna pobre ochoañera va a ser enviada al colegio con unas botas escandalosas amarillas o anaranjadas cuando todas las demás las lleven plateadas o negras o algo así. La pobre va a caminar con la cabeza gacha, intentando pasar desapercibida mientras su madre observa contenta. La pequeña deberá sortear los charcos y la humillación pública al tiempo que entra al colegio una mañana lluviosa de septiembre con las botas que su mamá quiso tener.

celestinas

Matchmaking in the Era of Digital Pictures

La última vez que ví a mi amiga Sayyeda (la iraní que vive en Long Island), me lo contó con lujo de detalles. Su mamá conoce a una señora que conoce a una señora muy famosa en la comunidad. Es una señora grande, me imagino que se cubre la cabeza, y en la cartera lleva siempre una ristra de fotografías. No, no tiene tantos nietos. Pero siempre está preparada. Cada vez que conoce "casualmente" a alguna chica joven le mira primero la mano. No rringgg my deeaarr??? Ah! No worry. I have perrfect boy. Y entonces produce una colección de fotografías de la cual extrae sólo la indicada (ella es una mujer seria). Doctor. Good family. Perfect for you. So sweet. You like, ah, you like? He will call you soon. Si en cambio es un muchacho igualmente desprovisto de señales de compromiso en la mano, entonces interroga: What do you do, dearr? Mhh, and where did you family come from? When did you arrive in America? And exactly how much do you make? Good, no worry. I find you good girl. Además ella lo cuenta muy simpáticamente. Luego vino mi mamá en enero y fuimos a ver el Violinista en el Tejado. También, un personaje similar. La mamá de una compañera de la universidad hacía algo parecido en Monterrey. Cobraba 500 pesos por emparejar jóvenes cuando la gente todavía no era autosuficiente en el ciberespacio. Además era discreta y profesional, se reunía en el Vips con los candidatos y luego hacía un análisis de personalidad o algo así. Después matcheaba. Nunca supe si la gente quedaba contenta o pedía sus 500 pesos de regreso. Era mucho dinero en aquella época. Creo que esa cantidad es la que cuesta una suscripción de eharmony por varios meses.
En fin, la cuestión es otra. Aunque me parece que es la misma. En la última semana, dos peticiones de dos queridísimas amigas que viven en México y comparten el nombre pero no se conocen. Ambas requieren una fotografía mía. Una donde salgas mona. Santa Pacha Bendita. Es una conspiración. Una de ellas ya mandó incluso la fotografía del pobre incauto, el hermano de un co-worker que vive aquí cercas (el hermano, no el co-worker). La otra dijo que "mañana le tomo una foto y te la mando". Ejem, okey. El flatmate me asesora: La de las trenzas no la mandes, ese no es un ángulo que quieras explotar. Por muy bien que te veas, nunca nunca envíes una foto de donde cortaste a algún novio. ¿Entonces lo dejo ahí? No, no reveles demasiada información sobre la competencia (aunque ténicamente ya no sea competencia). En fin. Entonces la foto de la Maztrich viaja por el ciberespacio, en combinaciones infinitas de unos y ceros (¿todavía viaja en unos y ceros la información?) y va a parar a la metafórica cartera de mis amigas que se preocupan. Mis amigas que me ven con los ojos del amor y hablan maravillas de mí, que estoy en pijamas, pensando en cómo me gustaría un cigarro, pero aparentemente non-smoking es un plus en mi currículum de soltera disponible y elegible. Oh well.

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2.18.2006

vestido rojo

Quiero un cigarro. Un cigarro y un vestido acinturado de primavera, con botones hasta la cintura y después un cinto ancho que indique el inicio de una falda contenta que llegue a la rodilla. Quiero un vestido que pueda ponerme con alpargatas cuando lleguen los días de sol. Quiero unas alpargatas altas que se abrochen con listones arriba de los tobillos. Quiero, si eso no se puede, un cigarro. Esta noche que no puedo salir porque hace tanto frío y tanta tarea, quiero un cigarro. El vestido lo quiero rojo, con puntitos blancos y el cuello y el "puño" de la manga (la manga corta) de satín rojo. Quiero subirme a una bicicleta con ese vestido y reírme mucho con los labios brillosos.

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2.15.2006

wellies

- Voy a tener que trabajar en un supermercado o en una carnicería cuando me regrese a Monterrey.
- Eh?
- Me gustaron mucho, no me las quiero quitar
- Mmmhh. Adentro en realidad no es muy recomendable usarlas. ¿No tienes calor?
- No, bueno un poquito. Aunque no me gusta como huelen las carnicerías.
- También puedes ser lavacoches y te las pones con shorts.
- Los lavacoches no usan botas de hule, ¿o sí?
- Nadamás los chidos...
- Ah, los que tienen maestría y cobran más caro?
- Ándale.

(Mi flasmeis es reteinteligente, me cae)

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post-VD


Reflexiones post-fiestecita pseudo-valentiniana:

- Wearing red on Valentine's day is unrequired after the fourth grade. After high school is definitely not cool.

- ¿Por qué por qué porqué le dí mi teléfono si no me gustaba?

- Me encantan mis botas nuevas. Me requetencantan.

- Canadá es un país muy frío con mala televisión que exporta proyectos de desarrollo.

- No sé por qué me acordé del piropo que me dijo aquel hombre una noche, mientras hombros al aire hacía una llamada por celular: "If I were on the other side of that phone call, I'd be picking up".

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2.14.2006

Valentine's




Of course not
.

So what are you still doing here?



Get the hell out there!

Feliz día.


O no, whatever.

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2.13.2006

cafeína


O el libro estaba reteaburrido,
o ya estoy en condiciones
de tomar café impunemente otra vez.


Hace mucho que no me dormía
una siesta de tres horas.



Hasta soñé y toda la cosa.

2.12.2006

snow buddies

Se compuso el fin de semana en la recta final. Se suponía que la tormenta terminaría a las dos de la tarde (estos gringos no se conforman con atinarle al día en que llega la tormenta), así que me arreglé, me encontré un pretexto (me faltaban potinques) y me largué a la calle. En la casa el ambiente era hostil, en parte culpa mía, en parte no. Con la nieve todo se veía mejor. Sonrisas y toda la cosa. Antes de ponerme las botas menrollé los pies con saran wrap. Uno nunca sabe por dónde va a colarse la nieve. First stop, Duane Reade, qué raro, en domingo y tan poca gente en las tiendas. Después, Ricky's, dos cuadras más abajo y antes de pasar por Sephora, me detengo en VSecret a ver lo que no me voy a comprar para el "upcoming holiday", el día del chocolate y la ropa interior de encaje. Final destination, Bloomingdale's, tienen un especial de pontique que no puedo dejar escapar. Camino despacito por Crosby, rumbo a la esquina con Spring. Me gustan los flurries en la nariz. Llego a Lafayette, dos cuadras más y estaré a salvo. La gente camina por enmedio de la calle. Un chico está tomándole una foto a un mono de nieve. Del otro lado de la avenida, otro más prepara una bola de nieve y me mira y se ríe. Oh no. El de la cámara se refugia detrás de mí mientras ambos cruzamos la calle. C'mon man, don't get her involved in this. Me río. Me gusta estar involucrada en esta guerrita de bolas de nieve. Pienso que me gustaría quedarme mientras me alejo con paso cuidadoso. Llego a la entrada de mi departamento. Mientras fumbleo con las llaves, "She's still dry", dos rostros recién conocidos preparan un par de proyectiles ¿me habrán visto las ganas de quedarme a jugar?. That's not fair, les digo, wait 'till I have free hands. Quién sabe cómo resulto pasando una tarde con dos desconocidos, con la nieve hasta las rodillas, examinando el iglú que han construido un papá y sus hijos por la mañana, con el fleco del domingo salpicado de nieve. Quién sabe cómo resulta que uno es mi vecino and, gosh, I am too a sucker for pain au chocolat. Quién sabe cómo, pero qué rico un café y un pain au chocolat con mis nuevos snow buddies.

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From my window

From my window
From my window,
originally uploaded by maztrich.

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2.11.2006

¡Escribe!


No era la vocecita adentro la que me decía que escribiera. Últimamente no tengo vocecita adentro. No sabía qué le había pasado hasta hace poco. La culpa la tiene la aipot. La anestesió. Subirme al metro, bajarme del metro, caminar entre la gente se volvió una cosa ajena. Enajenante. Camino al ritmo de mi soundtrack, no de mis pensamientos. No puedo pensar y ser ciudad al mismo tiempo que oigo música. Me encanta por ejemplo, cuando voy caminando por el village y empieza ta-tata, ta-rara Imagine me and you, I do, I think about you day an night, it's only right to think about the girl you love...Hoy me desperté en contra de toda mi voluntad, anduve trastabillando por la casa. Así me pasa estos días, trastabillo, quince, veinte, treinta minutos antes de que se medio enchufe el cerebro. Poco a poco dejé de tomar café, desde que las noches insomnes y voy quitando las posibles causas para ver si esta noche sí duermo parejito. Empezaron los flurries cuando salí del gimnasio. Hoy fueron diez millas en 45 minutos. Ya me cuesta un poco menos. Tal vez la próxima semana me aventure al treadmill, me intimidan esos que se suben listos para el maratón, y luego los de las bicis y las escaladoras te miran. Hice arroz con chícharos y picadillo. Después hornée un pie de manzana. No me dieron ganas de escribir. Todavía no me dan. Lo hago porque ya leí un capítulo de la tarea, uno de un libro nuevo que compré, afuera is neving, comí un pedazo de pie, papitas con hummus, renté y vi Broken Flowers y quedé lista para un siesta de dos horas. Despertar a las 10 PM y no tener nada que hacer, ni siquiera escribir.

2.10.2006

UGH

No sé qué tengo.

(aparte de un humor de los mil demonios)

2.07.2006

withdrawal 2

817 horas sin tocar un cigarro.
Sin inhalar.
Sin humo ni rush ni nicotina.


Diez días visitando el gimnasio semi-regularmente.
Haciendo bicicleta. Hoy recorrí 10.56 millas en 27 minutos.
Después el cuerpo me traicionó.
Tembló, se mareó, quiso devolver la comida que todavía no le daba.

Todo el mundo dice que uno va a sentirse mejor, pero es mentira.
A la larga tal vez, hoy no.
Me choca además que cuando sale el tema del cigarro, la gente pregunta cómo me siento.
Los anti-tabaquistas (no me cuento en ese grupo) quieren oír que me siento de maravilla.Los fumadores suspiran agradecidos cuando se dan cuenta de que no me he convertido en sermonista puritana. Sonríen secretamente cuando les digo lo mal que me siento.

¿Neetaa güeeyy?, me dice A, pero mínimo eres sincera o sea, sí está de la chingada entonces.

Sí.

2.05.2006

reflexiones dominicales

Prohibido volver a escapar en el primer taxi que pase cuando la compañía de la cena salga a la banqueta y encienda simultáneamente (y en estéreo) tres cigarros. Aunque sean Marloboros rojos. Prohibido también llorar un poquito una tarde de sábado cuando estemos buscando desesperadamente el USB en las mochilas viejas y encontremos en lugar de eso una cajetilla olvidada con el último cigarro que nos queda. (Que no panda el cúnico, el flasmeis ya lo confiscó).

Ojalá hubiera estudiado algo relacionado con comportamientos masculinos durante rituales mediáticos deportivos, o algo así. Mi casa sería mi laboratorio, y mi tesis estaría reteavanzada.

Se va a morir. Estoy segurísima. Es cuestión de días.

2.04.2006

feeding issues

Ayer cuando volví de la escuela el flasmeis tenía hambre. Cocí la pasta, partí el tomate, acitroné la cebolla con un poquito de ajo y salami. Al final le rallé un poco de queso encima. Más tarde vino Miss Guatemala. Estuvimos platicando un montón y luego, hambre. Mientras me contaba de su abuela americana que se fue a vivir a Guatemala en los años cuarenta, cuando se casó con su abuelo guatemalteco, la cena. Tacos de papa con chorizo, salsa, frijoles refritos. Después llegó el Mae y al ratito Miss Colombia. ¿Alguien quiere postre? Crepas de chocobanana y sugar blueberry.
Es como si quisiera alimentar a Latinoamérica entera.

2.02.2006

neighborhood deli

Estoy sentada en la barra, un muchacho con look à la Moby me mira y yo lo miro a él, me pregunta de qué es la sopa. Tomato and rice. Is it good? It's warm, y me sonríe. Pide la de pollo con arroz y se levanta al baño. Afuera llueve intermitentemente. Yo hago como que leo sobre el peronismo en perspectiva comparada, o algo así. Las políticas neoliberales y los partidos de obreros. Whatever. Aquí venden cigarros, es una cafetería old-fashioned, en el medio del barrio hip. Del barrio que ha dejado de serlo porque cada vez hay más turistas y más tiendas de cadena, pero todavía, algunas librerías, todavía alguna panadería francesa, alguna boutique alternativa. No había venido nunca acá, horarios raros. Es un negocio familiar. Los papás, los hijos, las nueras. Desde donde estoy sentada alcanzo a ver una foto de un bebé sin pelo. I'm telling ya, she can't be older than 21. Es el viejito, frente a la registradora. Nah, she's 25, un hombre gordo en pants de colores le contesta. Mi mirada salva los cuatro bancos que me separan de su discusión. Yeah, we're trying to guess your age, me dice el, supongo, dueño. Me río y meneo la cabeza. Tengo tantas ganas ed un cigarro. Me gusta como para que este hubiera sido el lugar en donde comprara todos los días mis cigarros y mi café. Ya no se puede. You are too nice, les digo. So? Are you 21? No. Ah, then you must be what, 18? Ah! y entonces me río con todos los dientes (¿será que ya tengo sonrisa brillante de no fumadora?). You know what? You want me as your customer, mister. El vecino metiche de toda la vida (ahora ya me inventé toda la historia) se contenta: I was nearer! Qué lindo ser un par de viejos que no tienen otra cosa que hacer que congregarse junto a un mostrador gastado. Las mujeres atienden, cobran, limpian. Ellos se ríen y coquetean con la concurrencia.

Qué buena vida.