2.28.2005

trinchera

sigo aquí. en la trinchera. atrapada entre los coroneles entrenados en el viejo continente y los caudillos forjados en las batallas de la ámerica independentista. encarcelada junto a tupac amarú y el ché. desaparecida como tantos miles, pero ellos a fuerza de la sangre perdida y el aliento extinto. yo nadamás por saber de ellos. por hundirme entre las rebeliones y los batallones, en la sierra y en el llano, en la lucha contra la colonia europea y el incómodo tutelaje yanqui. con uniformes copiados y pistolas prestadas.


aquí aquí aquí sigo.

2.25.2005

queasy

DEspués del episodio de hoy me prohíbo tajantemente cenar durante iar. Eso de querer comerse un par de corn dogs mientras Michael toma una pierna deshecha o llega en helicóptero una mujer con los brazos amputados nomás no se puede.
Ya después, lo que sea. El queso que compré en medio de la tormenta, bien gracias. Que no se me olvide después elaborar en la teoría de la limpieza de la cocina y su relación con la falta de cariño. Me urge volver a los brazos de Santa Anna y Bolívar, qué pereza. Aunque la verdad, cómo me entretienen las fuerzas armadas latinoamericanas. Tan pintorescas, tan rimbombantes. Me encanta leer palabrejas como sedición y hondureñidad (es cierto!) y patria y junta. El otro día, por cierto, se me había olvidado, lo de la tele. Andaba ya con el cuerpo prendido pero la cabeza todavía dormida y me hice un café. Prendí la tele a ver si así me entraba el día y estaba un documental sobre Chile. No recuerdo el nombre ni el director ni nada. Había un hombre. Pretendía ser un camarógrafo o un técnico o algo en la filmación del documental. Lo cierto es que él había estado ahí cuando el golpe. Lo va contando mientras lo muestran cargando una caja de cámaras o reflectores o quéséyo, veinte años después. La forma en que lo mira todo, la forma en que uno puede palpar el recuerdo. Me puse a llorar antes de que el café estuviera listo. A veces soy retonta.

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2.24.2005

crecer

Si de esto se va a tratar, renuncio. Así que está decidido. Este año no hay cumpleaños. Nunca pensé que yo fuera a ser ese tipo de persona. (An old one). A estas alturas empezaría el countdown, pero no más. Si eso de crecer ahora significa más canas y dos botones rebeldes, olvídenlo. Descubrí otras dos, horrorosas. Y luego, cuando me agaché a abrocharme las botas, zas, el pantalón se desabrocha. No. No. No. Yo aquí me quedo.

2.23.2005

oh well

It WILL grow back.

old saint patrick's

El frío se queda ahí, con los muertos. Estoy fumándome un desayuno
envuelto en café y humo. Mi ventana da a la calle, pero al cementerio
también. En la calle ya no hay nieve. Del otro lado de los ladrillos,
donde están los muertos, la nieve sigue. Allá no hay palomas ni
muchachas con botas rosas. El frío se ha quedado ahí, blanco, sin
moverse. Yo estoy por encima de eso. Lo miro todo. El manto que cubre
a los muertos desconocidos. Los árboles sin hojas. Ahí ahí ahí es
donde se queda el frío, la muerte.

2.22.2005

ugh

Pesadillas. Toda la noche. Las odio. Odio la forma en que confunden y engañan. Odio la forma en que lo familiar y lo absurdo conviven de manera tan natural. Odio los pedazos de subconsciente, los deseos reprimidos que se materializan ahí. Odio todo todo de las pesadillas. Odio también su narrativa. Las pesadillas tienen narrativa. ¿La tienen? Odio el recuerdo de la pesadilla como un error propio. Como si los demás que estuvieron ahí pudieran ahora mismo recordar esta escena que ya sé que no sucedió.

home

Uno va haciendo pequeñas rutinas. Leer, estudiar, escribir un poco. Beber té a esta hora y en aquella taza. Esperar a que anochezca, a que el otro llegue para ver la tele. Calentar cualquier cosa, sentarse frente a la cajita y no tener que estar adivinando con el control remoto. Saber que a las nueve es el nuevo de Jack Bauer. Emocionarse, apretar el cojín, servirse más refresco, iniciar una guerra de cojinazos en los anuncios. Después apaga uno la tele, y hay que terminar el paper y el señor que vive aquí deposita una deliciosa quesadilla texmex en mi escritorio. Hay cosas que no tienen precio.

2.21.2005

notas

Con los últimos centímetros de tinta verde en las hojas a rayas.
Con la letra cansada de las dos de la mañana y los ojos llenos de té tibio.

"What IS this woman's concept of democracy? Apparently she doesn't care too much to explain. Why should I, then. The paper, that's right. Y mañana, todo el día, el típico libro ese de this guy went for year to live in the shantytowns and came back with a book on civil society. Is neving so much. Afuera, ya blanco. So, is her claim valid or not? Did popular movements actually enforce structural conditions for democracy? What do I know?!"

2.20.2005

mientras sientas

Tienes miedo. Dicen que es un quiste dermoide, pero un dermatólogo no puede. Incrustado en el hueso. Necesitas un cirujano. Necesitas tres de hecho, porque los primeros no te convencen. Anestesia. Riesgos. Este último que por fin te gusta te ha dicho lo que no te gusta. El nervio. Eliminarlo. Nos pides que te besemos ahora mientras todavía sientes. No puedo, estoy lejos. Estoy lejos de tu mejilla adolescente y tus ojos asustados. No es algo que sepas hacer bien, asustarte. Eres otro tipo persona. ¿Te acuerdas cuando me llevaste al hospital porque yo no podía manejar? La de la cabeza fría eras tú. La que toma las llaves y resuelve los problemas. Esta vez es diferente. Eres tú, tu cuerpo, tu cara. Lloras sin decírselo a nadie. Te piensas sola, en medio de esa ciudad de cerros que no termina de pertenecerte. Las lágrimas te arrullan en esa cama alta bajo el árbol que hace ruido contra el techo por la noche. Hay algo que no sabes. No es ahí en donde está tu sensibilidad. Asustarse está bien. Déjalas que rueden, despacito, en silencio. No luches contra el nudo. El nudo no es tu enemigo. Abre la garganta y permítele salir. Vacía los ojos, todos. Después, cuando sientas que ya no hay nada en la cabeza, cuando pienses que ya no queda nada más, limpia tu rostro. Mírate, mírate bien en el espejo. Esa no eres tú. Tú estás lejos, adentro. Sientes. El numbness también se siente. En tu cabeza ligera, en los ojos cansados. Desde aquí, desde mi ventana fría y mi pantalla azul poso mi mano en tu mejilla queridísima eme. Apaga la vista. Eres hermosa. Recibe todos los besos de tu vida hoy, los primeros. Uno puede recibir todos los besos de la vida en una tarde, y después recibir los de otra vida al día siguiente. No estás sola. Pronto abandonarás a ese par que tanto odias. Dolor y miedo. Pronto todo será de nuevo. No igual. De nuevo. Porque nunca nada es igual. Eso se llama crecer. Te auguro días mejores. Te deseo una vida de besos. Los besos no se sienten en el rostro corazón. Los verdaderos besos, ojos moros, se sienten en el alma. Los demás, los que se posan en la piel nadamás se borran pronto, se marchan, no existen. Quédate con los otros. Con los que habrán de venir. Quédate con los días de sol y las risas de abril.

2.18.2005

closer

Me precipito literalmente a la calle. Un hombre se hace a un lado para dejarme cruzar la calle pero no puedo. Un taxi pasa. Hey. Una garganta se aclara. Hey. Volteo por encima del hombro mientras atravieso sin mirar. Unos ojos dudan. Avellana, bonitos. Excuse me. Me preparo para dar una dirección apresurada, saco la sonrisa explicadora. I don't think, I don't suppose that...La sonrisa explicadora desarmada. Cara de interrogación. I don't suppose you would take a cup of coffee with me now, would you?...No estoy preparada para estas cosas. No puedo, además. But maybe some other time? Decepción. Árabe? Hindú? Mh. Me gusta. Demasiado tarde. Le he regalado una sonrisa matadora antes de marcharme al cine a ver Closer. Sola.

Tal vez así es como uno deja pasar el destino frente a uno.

closer

Me precipito literalmente a la calle. Un hombre se hace a un lado para dejarme cruzar la calle pero no puedo. Un taxi pasa. Hey. Una garganta se aclara. Hey. Volteo por encima del hombro mientras atravieso sin mirar. Unos ojos dudan. Avellana, bonitos. Excuse me. Me preparo para dar una dirección apresurada, saco la sonrisa explicadora. I don't think, I don't suppose that...La sonrisa explicadora desarmada. Cara de interrogación. I don't suppose you would take a cup of coffee with me now, would you?...No estoy preparada para estas cosas. No puedo, además. But maybe some other time? Decepción. Árabe? Hindú? Mh. Me gusta. Demasiado tarde. Le he regalado una sonrisa matadora antes de marcharme al cine a ver Closer. Sola.

Tal vez así es como uno deja pasar el destino frente a uno.

commando package

Me lo mandó mi madre. Me fui con el pelo mojado porque tenía sólo hasta las doce pare recogerlo. La estación de Rockefeller Center no me gusta. Son muchas entradas, muchos pasillos, mucha mucha gente. Gente diferente a la gente que anda por mis rumbos. Es la primera vez que estoy vestida toda de negro como el resto de la gente. Leo a la Duras en el metro y me doy cuenta de varias cosas. Ah. Llego al edificio indicado, piso indicado. Tomo el paquete, doy las gracias y me despido. Debería de aprovechar e ir a patinar. Qué pereza. Dos, tres, cuatro vueltas y por fin estoy otra vez en el naranja. No me fijé si era el F o el V. No importa. No puedo más. Aaahhh. Mi peptobismol del alma, como dice Cui. Elijo una de las páginas que están dobladas en las esquinas. Subrayado en negro "...eras de tal manera el molde de lo que hubieras podido ser bajo otras estrellas, que tomarte en los brazos y hacerte el amor se volvían una tarea demasiado tierna..." Entonces sonrío como boba. Como la gente que habla sola y esas cosas. Otra vez en la superficie. Llego a casa y lo saco todo. La bata de baño amarilla. La taza de café, otro cuadernito (cómo me regalaron cuadernitos), los animalitos sudafricanos, mis trastecitos tulusanos azules y la mitad del alhajero huichol que me compré en Guadalajara. La tapa se le quebró a mi madre cuando lo estaba empacando. No importa ma, no pasa nada.

2.17.2005

conste

Que conste que si no me había bañado (o como dice la amiga de Shamán, lavado el cuerpazo) no era por floja ni porque no quisiera. Razones estrictamente de seguridad.

Estaba esperando a que se evaporara la laguna que quedó en el microbaño luego de que mi rumeis estrenara la cortina que compré ayer pero que quedó rabona.

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Esta decencia me va a matar.
Ocho meses.
Argh.

2.16.2005

mulberry

Afortunadamente esta calle lo ha visto todo. Después del numerito de anoche, después del concierto/debut de pistolera en el pianos, despierto. El dolor de cabeza indica que nos hemos divertido mucho. Tengo que estar a tiempo para ver a MJ. No tengo ropa, no puedo ducharme. Me pongo las chanclitas de pata de gallo con vidriantes rojos y una gabardina negra. Vamos ahora sí a con los chinos. Me regreso. Lentes de sol, indispensables. Aprieto las llaves en una mano mientras los pantalones grises de la pijama se arrastran pesadamente sobre mulberry. Al agua patos. El agua no puede contra la resaca. Entre la sala y la cocina salto de susto cuando mi rumi me sale al paso. Él también se asusta. Ahora sí estoy despierta. Maldita gente descalza que no hacemos ruido al caminar. Me voy con MJ a hacer cosas de señoras a the West Village. Compramos una cortina del baño, un bote de basura, una toalla. Comemos después, hablamos de cosas de niñas (o sea de niños). Los dumplings, so so. La sopa, maumeno. El mesero coquetón, nos reprende por no comernos todos los chícharos. Un mensaje retrasado en el celular. "You are beautiful, but a little too rude for me. You should really trust italians..." Ah.

2.15.2005

catorce

Ni a con los chinos a recoger la ropa.
Lo más lejos que llegué fue al buzón a recoger el correo, pero me caí en el camino. Ay. Ayayayayayay. Bajé en chanclas y me quedé sin uña contra el escalón. Segurito me sale un moretón en la rodilla también (cómo saberlo si no me he bañado?). Entonces me regreso para mi cuarto y me pongo a leer y a llorar un poquito y a leer y a subrayar y a leer otro poquito. Luego viene mi rumi y me quiere llevar al gisnasio pero no se puede porque mi ropa del gisnasio está donde los chinos y ya cerraron. Así que me quedo con el sindicalismo y el populismo latinoamericanos y las reformas estructurales y la lluvia en la ventana y las dudas existenciales y los correos sin contestar y los pendientes y el abrigo descompuesto y los recuerdos y la webcam queno funciona y la blusa de florecitas y alforzas y, y, y, Cenamos. Inspirada por las lecturas me declaron en huelga y dejo de leer hasta nuevo aviso. Este régimen no me pela como sea así que no hay represión.

2.14.2005

v

No. Hoy no escribiré nada con motivo del día del chocolate y la flor y el corazoncito rosa y rojo. Hoy no saldré a la calle más que a recoger la tintorería. Tal vez, tal vez, si me da la gana, haré lo mismo que el año pasado. Me regalaré un corte de pelo de niño trasquilado y es todo. Está lloviendo. Ya me terminé el cheddar. Anoche fui al cine con dos hombres iguales de grinch que yo. Igual de solos. Después tomé el metro en otra entrada porque la mía estaba cerrada. Leí los anuncios de los cambios de horarios y rutas por ser más de las doce y no les entendí. Entonces me senté a esperar al tren. Cualquier tren. Con que fuera amarillo. Conque dijera downtown. Local, de preferencia,pero lo que sea, sólo hay que cruzar los dedos. Después, el negro que hablaba por teléfono y se quejaba del tiempo que pasó en la cárcel y de cómo alguien quería incriminarlo y cómo le gustaría hacerle daño a no sé quién me incluyó en su conversación. Yo estaba calladita,mirando el piso, dándole la espalda. Yo qué culpa. These nosy people listening to others conversations, man, I just hate them. Me sumí más en la banca, le rogué al tren amarillo que se apareciera, aunque no juera dauntaun. Éramos sólo él y yo en el andén. Tuve miedo. Después, después el N R o W, ya ni me acuerdo, se apareció y me subí y pronto estuve a salvo.

2.13.2005

pertenencia

Es un delicioso placer culpable. Tal vez porque culpable más delicioso. Caminar en SOHO un domingo junto a ellos. Ellos con sus cámaras y sus mapas y su asombro. (Yo también me asombro, pero en voz baja). Ellos están de visita, no son de aquí. Caminar junto a ellos con el pan recién hecho y los tomates y la lechuga para comer hoy, como cualquier día. Cederles el paso mientras salen de las boutiques con sus bolsas y dicen los nombres de las calles al tiempo que miran en dirección opuesta de las calles que nombran. Sonreír despacito y separarme de sus grupos desordenados y curiosos y sacar mi llave y abrir la puerta de mi edificio para llegar a mi departamento en esta ciudad que es mía.

voces

Es esta maldita necesidad de complacer. La urgencia de aprobación. No más. Esto es mío y para mí. Para los demás también, pero porque yo. No al revés. Voy a tener que tomar distancia, mirar las cosas en su justa dimensión. A veces pienso que se me salió todo de las manos. A veces creo que esto podría ser una oportunidad, pero es mentira. Lo único que quiero es que sea como antes, aunque sé que como antes ya nunca. Pero sí más como yo. Al principio era encontrar una voz. La mía que estaba perdida. Después, ahora, sí hay otra voz. Pero es la de ella otra vez. La de la muchachita esa que complace y dice y provoca lo que los demás quieren. Y cada vez más se queda la otra aquí adentro . Cada vez más me detengo y la escucho y luego la silencio. Cuitláhuac tenía razón cuando decía que es uno de los vicios del blog. Ciertamente que lo es. No lo quiero. Como sea estoy dejando de fumar, así que vamos a deshacernos de este vicio también. No el de escribir todo el tiempo. Ése otro que plaga las letras de un tiempo pacá. Quiero volver a ser palabra. Una palabra que hable de mí. Que me cuente a mí de mí. Nadamás.

2.12.2005

silencio

Ya se fueron. Estuvimos viendo la tele en pijamas hasta tarde. Me invitaron, pero no quise. Necesitaba estar sola, me duele algo. No es la desvelada ni la cabeza ni la garganta. Eso es aparte. Anoche volví a hablar de eso. Me había prometido no hacerlo más, y lo había cumplido. No sé si el alcohol o la noche o el frío o la música. En un rincón, con las piernas cruzadas junto a mi pecho cubierto de destellos rosas, un abrigo ajeno sobre los hombros. Entonces abrí la boca y dije las cosas que dije que no iba a decir. Todavía me duele. Fue como estirar el hilo de sutura de la herida que ya no dolía. Y entonces uno vuelve a vivir el accidente. Y uno no tiene a quién decirle que lo abrace o lo lleve a casa y uno ha olvidado la cartera y tiene que esperar a devolverse con alguien más y todo da vueltas y vueltas y no para de girar hasta que aparece alguien con el abrigo y alguien más con la bufanda y el gorro lo lamento pero no podemos buscarlo y tenemos que marcharnos y tomamos un taxi y nos falta alguien más pero no importa porque es tarde y queremos irnos y llegamos y la casa no es casa y uno de todas formas se alegra de mirar el edredón de las flores rojas y busca la pijama se tumba sobre las plumas de ganso forradas de flores rojas. Malditos. Otra vez dejaron prendida la música los de abajo. Es un disco de éxitos de los Beatles, así que no está mal, pero quiero dormir y no puedo y entonces el resto de la comitiva se aparece y no tiene ganas de dormirse y quiere hablar y reír y uno quiere cerrar los ojos y estar en su casa pero ah es cierto esta es la casa y no hay dónde más y porqué conté lo que conté si eso es asunto terminado y ya eso no me importaba. Después llega la mañana y el dolor de cabeza y uno no puede quitarse la pijama ni mirar la tele ni largarse lejos porque uno ya está lejos y no podría estar más lejos y sin embargo, así de pronto me veo rodeada de gente y de ciudad y de trabajo y de obligaciones y no me reconozco y eso que paso todo el día conmigo. Me paso todo el día conmigo y con la gente y la calle y los abrigos y el queso y el pan y la televisión y la ventana y la computadora y ah cómo paso el tiempo con la computadora y los libros y los cuadernos pero conmigo, todo el día conmigo y no puedo no puedo a veces ya no quiero estar conmigo y sólo quiero silencio y paz.

2.11.2005

blind dates

Sobre la de Lamaz.

¿Cómo empieza una conversación superficial autocensurada? Tal vez cuando una se da cuenta de que la otra persona tiene unas orejas extrañas. Como así que dan la vuelta y son gorditas. Me distraen. O una cosita insignificante en la frente que, que, argh, ¿se la puedo quitar?


Sobre la del inquilino que tenemos por el fin de semana.

Todavía sin el reporte, pero hice mi mejor esfuerzo. Le acomodé la bufanda (optó por la escuela francesa), le revisé los olores corporales, le serví pasta con tomate y queso para que fuera ya cenadito, le dimos la llave extra y lo despaché muy mono. Hasta lo mandé con un acompañante, a ver si se le hace con la amiga. Mientras me quedé aquí, rezándole a Santa Pacha Bendita de las causas perdidas, ojalá que salgan pronto.

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2.10.2005

autoaclaramiento

No soy esquimal ni escandinava. Cero ojo azul o algo por el estilo. Pienso esto mientras camino sobre la Quinta. Entonces me repito despacito que hay que tener cuidado con los números acá. La seis y la sexta no son la misma cosa. ¿Qué fue lo que dijo el hombre ese, seis o sexta? No tengo idea. Sé que lo dijo y en mi cabeza se dibujó el numerito ese de la bolita con el ganchito para arriba. Nadamás que entre seis y sexta hay una gran diferencia. Si la Sexta entonces todavía me falta McDougall y esa otra que no me gusta y, y, y...si es la seis entonces no sé si la he visto alguna vez. Guargh. Los pumas cafirosas se apuran, pero necesito decirles para dónde hay que apurarse. Ah. Llego, tarde pero segura. Estar entre esta gente me hace sentir bien. Como en casa, como segura, como...Soy polvo y en polvo me convertiré. Bajo la frente. Es cierto. Soy polvo. Cierro los ojos un momento y disfruto el silencio. Pido perdón, gracia, misericordia. Acá hay silencio hasta que me dan ganas de hablar ruso. Creo que es ruso. Hay una mujer atrás de mí que sostiene a una pequeñita de ojos preguntones y le susurra algo al oído. Algo cálido al oído. Me gustaría saber qué dice. Recolecto mi termo y mis libros y mi bolschila y salgo. Que no, que no, que no, le repito a la mujer que hoy se salió sin bufanda ni chaqueta. No eres islandesa ni alasquense. Seis grados no es tanto frío, pero con la yin yaket no la haces corazón. Además, vete la cara de playa que tienes vida mía. Anoche, por cierto, otra vez. You know, I know that you are Mexican and all, but, well, your face, it...well, this is in a good way and all, you have this Caribbean, sort of Philippinean air to you that, it's very appealling, exotic even (nice, but oh-so-gay)...Claro, bueno, pero entonces con más razón. Tierras cálidas, guapachosas. Mínimo bufanda palaprossima. Además la garganta sigue doliendo. Es como si en mi garganta viviera una palmera de esas que hay en las casas. Si no sopla el aire, si no respiro muy profundamente, las hojas apenas se mueven. Pero si tomo un deep breath o toso o algo, ay ay ay. Los picos de las hojas rozan la garganta. La molestan, la cosquillean. Entonces el pecho se queja y la saliva maltrata. Qué cosa tan horrible, y luego sin paraguas. Ay Maztrichita.

2.09.2005

ego trip

Esta mañana en el MSN.

--(ex cuyo nombre será omitido):
Te voy a regalar un ego trip.

Maztrich:
Sí?

--(ex cuyo nombre será omitido):
Mi flatmate y una amiga dicen que por qué no ando contigo.

Maztrich:
??

--(ex cuyo nombre será omitido):
Vieron unas fotos tuyas y piensan que debería de andar contigo

Maztrich:
¿Les dijiste que es por mutua salud mental? O les contaste la verdad y les dijiste que sería como un muy mal episodio de Beverly Hills 90210, digo, dada la historia.

--(ex cuyo nombre será omitido):
....¿ves?

Oh well. A nadie le hacen mal los egotrips. Son gratis y se siente uno muy bien.


sacarina

Sustituí el vino con sake caliente y las pijamas con un par de jeans y un turtleneck gris.
Sustituí la soledad del apartamento vacío con la recién inaugurada camaradería con los colegas en potencia.
Sustituí las lecturas atrasadas con las conversaciones pendientes.
Gengibre, spicy tuna, charlas atropelladas en inglés salpicadas de vamoses y claros y pueses.
Dicen que los sustitutos no siempre saben bien y normalmente estoy de acuerdo.
Pero de verdad tenía muchas ganas.

Además, me devolvieron mi primer peiper hoy.

Tenía una A encima.

2.08.2005

dueña y señora

El señor que vive en este lugar no está. Se fue cuando yo todavía dormía sin hacer ruido. Tenía cosas que hacer en la tierra de nunca jamás. Sí, se fue allá, a ese lugar. Se lo advertí, allá vive el diablo. No me escuchó y esta mañana tomó su cepillo de dientes y se marchó. Así que me he quedado por primera vez con este espacio para mí. Me voy a bañar con la puerta abierta. Voy a tener la música puesta todo el día, mis libros desperdigados en la sala. Voy a comprar una botella de vino, queso, andar en pijamas como en mi cuarto. Después, en la noche, cuando sea evidente que él no va a llegar, revisaré cada ventana, pondré la cadena, cerraré con llave. Me levantaré un par de veces cuando la noche empieze con sus ruidos de ciudad que no se duerme, me asomaré por la mirilla, espiaré las voces de afuera por la ventana. Después de repetir un par de veces el viaje a la puerta y a la confirmación de la seguridad, entonces podré dormirme.

2.07.2005

Qué se siente.

Particularmente útil para los no iniciados, i.e., ellos.

¿Qué se siente ser estudiante de tiempo completo en un día como hoy?

Se siente como madrugar, tomarse dos tazas de café sin ganas. Se siente como la garganta seca y la voz ajena. Se siente como el día que pica en los ojos oscuros de sueño. Se siente como la ropa que no combina y la urgencia de salir a la calle. Se siente como cuatroscientas ojas embutidas en una mochila listas para ser desparramadas en el piso más alto de la biblioteca y posteriormente leídas, subrayadas, tachadas, contestadas y asimiladas. Se siente como un termo lleno de cafeína y una bolsa de papel encerado que aprisiona la hora de la comida de quien no puede darse el lujo de comer como se debe. Se siente, sobre todo, como una pena biológica milenaria que obstaculiza la cómoda intelectualización del género. Me explico:

Mírese el ombligo. Cierre la mano derecha dejando el pulgar extendido. Colóquela junto a su ombligo. El lugar en donde termina el pulgar y empieza el puño será denominado el punto X. Imagínese que una aguja de tejer con su respectivo estambre es insertada en el punto X. La aguja empieza entonces a trazar una trayectoria aleatoria hacia el suelo. Zigzag, ondas, florecitas, mostros, estrellas, you name it. Una mano invisible (que no la del mercado) entonces es dotada con el poder de intermitentemente estirar a voluntad la aguja imaginaria. Cada una de las fibras que se desprende del estambre imaginario se siente. Cada estirón, cada vuelta de entraña.

Guargh. I hate it.

*Conste, mi queja no por ello implica

a) Un deseo de renuncia al gozo de ser mujer.
b) Un desconocimiento de las otras ocasiones en las que estos dolores regalan la más singular de las alegrías.
c) Una petición de simpatía, ni
d) Una solicitud de justificante para no terminar las lecturas.

Es una queja nomás, pues.

2.06.2005

potinque

En el post anterior le puse un asterisco para que no se me olvidara. Conocí la palabra hace un par de años, me la enseñó el metrosex-ex, quien a su vez la aprendió de una mujer que se me aparecía en sueños. Nunca supimos el origen de la palabra, nadamás que así le llamaba ella a todas las "cosas de la belleza". Fue una de esas palabras que hice mía sin darme cuenta. Hace un par de semanas, cuando me estaba acomodando aquí, le dije al rumeis que mis potinques iban a estar en la maletita verde que cabía perfecto en la ventana del baño. Se me quedó viendo como si le acabara de decir que iba a poner dinamita en la ventana, o una colección de revistas por-no o, o algo peor. Aysh. Entonces me acordé de que justamente esto era algo que quería contarle a él. No al rumeis, of cors, ni al metrosex-ex. A ése que también era asiduo de la palabreja, tal vez más que cualquiera, porque era él el asiduo a la mujer que se me aparecía en sueños. Sé lo mucho que le gustan las palabras y los libros. Hay un libro nuevo en mi librero nuevo. Un libro que no vamos a compartir en el librero que me estoy construyendo. Se llama "Delirio". Ahí, en ese libro de locura y Colombia y desesperación, ahí un día en un párrafo al inicio de una página a mano izquierda la leí. Decía potinque clarito. Tuve ese impulso de mandarle un mail y contarle de Agustina y de las palabras y de tantas cosas. No lo hice, por supuesto. Hasta hoy, cuando ya sé que de todas formas es como no decirlo.

gillette y dolac

Meter con urgencia la mano en el maletín de los potinques* en el que también hay un rastrillo nuevecito de triple hoja no asegura que las pastillas mitigadoras del dolor aparezcan más rápido. Lo que sí asegura es que el dedo medio de la mano izquierda sangre profusamente y sea objeto de la indiferencia del rumeit que se dedica a mirar el fútbol en la tele mientras una se desangra sin remedio, simpatía ni auxilio en el baño.

2.04.2005

guante


guante
Originally uploaded by Lamaz.
Una pequeña mirujeadita a los famosos guantes rosas. En vista de que el cuerpo me hizo un golpe de estado y se me murió en el sillón azul, al que por cierto ya deberíamos de pensar en comprarle una cubierta o retapizar o algo. Hacer algo de provecho y aprender a subir fotos al blog a través de la Mac.

Querido cuerpo tosiento.

Querido cuerpo. Tú también vas a tener que aprender inglés. no es tan difícil, pero tienes que poner atención. Te llevé al yoga ayer y te diste cuenta. Habías estado de comodino aprovechando que yo te llevo a todas partes y te traduzco y te explico. En la clase de yoga es distinto. Breathe sí lo entendió tu nariz, muy bien. No hay espejo, así que tienes que concentrarte en las palabras porque a veces la maestra no demuestra las posturas. Ya sé, ya sé que izquierda y derecha se te confunden hasta en español, pero qué quieres. Así es aquí. Ahora, down-facing dog, eso significa montaña. Ok? Chaturanga y namasté es igual. Igualito. Manos juntas en namasté. Paralelo al piso en chaturanga, brazos haciendo juerzas. Te lo vas a aprender pronto. Porque acuérdate que en el yoga el cerebro no juega y si te tiene questar soplando y traduciendo pos no se vale. Hoy me hiciste una escenita horrible en la biblioteca, por cierto. Por eso nos tuvimos que salir de ahí. Te dio la tos. No es esa tos verde y pegajosa. Es ese mostro horrible que entra por la nariz. Que te clava las uñas en la garganta y te obliga a expulsar violentamente el aire en espasmos incontrolables. Nos empezaron a mirar feo. Te di un dulce de mandarina. No lo quisiste. Te recordé los cinco libros que hay que terminar para el martes. Me llenaste de aire los cachetes y sacudiste mi pecho. Te colgué con urgencia la mochila en el hombro adolorido de yoga y te saqué corriendo de ese recinto de silencio. Te llevé al baño. No te veías tan mal en el espejo, ahh pero cómo tosías. Cuando fue evidente que no podíamos quedarnos toda la mañána en la biblioteca, te arrastré al frío. Caminamos en la calle, entre la gente, sobre la nieve. Te compré un jarabe azul que casi escupiste quince minutos más tarde en la cocina. Si te prometo que no tienes que aprender inglés por elmomento, me juras que dejas de toser, cuerpo querido?

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Maztrich look

Se llama Maxine. Como la primer muñeca de la que tengo memoria. Se le oxidaron los ojos, se bañaba conmigo. No sé si es un error de mi memoria pero tenía mechones de pelo blanco, como si estuviera canosa. Le tengo que preguntar a mi madre. Tenía un vestido azul con rojo y amarillo. Esta Maxine tiene la piel del color que tenía el pelo que no era canoso la otra Maxine. Negro. Es cajera de tesorería en la universidad. Yo llevaba un embrollo administrativo a cuestas. Traía conmigo todos los comprobantes, legibles o no, las cartas, los permisos, las notificaciones, la chequera (en el peor de los casos estaba dispuesta a pagar, pero como dijo un amigo de Monterrey, ¡cállate, no digas esas cosas, ni lo mande Dios!). Hasta el pasaporte, puesn. Lexpliqué mi caso como mejor pude. Es una de esas situaciones en las que no puede uno empezar por el principio ni resumir el problema en uno, dos o tres enunciados. Tan así estaba que se me olvidó quitarme el sombrero rosa con negro que ya se me había olvidado que estaba abajo de la chaqueta que no me pongo. Ni los guantes, for that matter. Pero bueno, los guantes es como si me los hubiera medio-quitado, porque los dedos estaban libres (oh God, son unos finger- free gloves!!). Pensé que iba a fruncir la boca y decirme que no podía hacer nada. Pensé que iba a tener que hacer más filas y llorar o pedir un traductor o algo por el estilo. Pos no. Quién sabe de dónde se me ocurrió decirle que había hablado con Betty por teléfono, como si yo conociera a la tal Betty de toda la vida. Abracadabra. Se fue, regresó, se volvió a ir. Parece que Betty es la buena y yo sin saber. Regresó. La chica atrás de mí en la fila le dijo a Maxine que se apurara, que no podía seguir cediéndole los turnos a los demás. Quería que Maxine en persona la atendiera. Just a minute, girl. By the way, you're looking good today sweetie, very glam. Volteo como no queriendo. Yo no diría que glam, pero sí estaba chida la bufanda. A lo mejor eran los jeans, o las botas altas y picudas. En fin. Presionó una, dos tres teclas. Imprimió una formita. Sacó una pluma verde y empezó a llenar las rayitas con mis datos. Posgrado? Sí. ¿Facultad de educación? Eh? Ah. No, no estoy en la escuela de graduados en educación, estoy en...Me detiene con la mano llena de uñas largas. Wait a minute. Y entonces dice el nombre de la escuela a la que pertenezco. Sí. Damn it, that was my second guess. En lugar de triunfante, parece frustrada. Hubiera jurado que facultad de educación, me dice. Entonces, como si Clark Kent mostrara un cachito de capa abajo de la gabardina, me inclino en la ventanilla y le revelo el secreto. I used to teach. Ahhhh, you see? I am never wrong! Entonces sella el papelito satisfecha y declara que entre la beca y la otra beca me ha quedado un dólar a favor en mi saldo.

Next on the line please.

2.02.2005

tengo

Tengo sueño. Me duele la garganta. Mis pantalones de mezclilla favoritos se ensuciaron todos de abajo. Ahora son café mugre de la bastilla. Guácala. Después de recoger las primeras dos tandas de ropa de donde el chino, todavía me queda la duda de si la ropa está bien limpia. Se ve limpia, pero no huele. Tampoco huele mal. A lo mejor los anuncios esos de la niña que extraña el suavizante de su mamá son verdad o algo. Hoy hice stir fry de pollo y pedimos egg rolls y dumplings y arroz. Que no se me olvide que no podemos volver a pedir de ahí en un buen tiempo. Me hice bolas con la propina y le dí de menos al delivery boy, y a pesar de que me reclamó la propina yo muy mona le dije que se quedara con el cambio. Ja. Escondimos el menú para darles chance de que se les olvide y no nos escupan en el lo mein o algo a la próxima. Ya me tomé dos tés y la garganta sigue igual. El dolac no me sirve para eso, así que ni me lo voy a gastar. Quiero escribir algo de verdad. No la tesis, esa la tengo que escribir. No un paper, ese es para pasar. No un post, eso es para mí. No un mail, eso es para unos cuantos destinatarios. Quiero escribir algo que después sea Algo. A lo mejor es un deseo de trascendencia. Ayer me habló M. Va a ser niña y nace en el verano. Lloramos un poquitito en el teléfono, pero las dos fingimos que no lloramos. Luego me mandó la foto en donde se ven claritos los huesos de la columna vertebral. El fin pasado me escribió T. Su bebé cumple un año esta semana. Me cuenta cómo la maternidad la ha cambiado, como la ha hecho superarse, cómo ahora todo está en segundo plano, cómo quiere lo mejor para su hija. La última vez que la ví estaba panzona. Ahora tiene una adorable muñeca con dos dientotes separados y unos ojos de vaca. Anoche B me contó de cómo su hija es Blanca Nieves todo el día desde hace unas semanas. Yo no tengo hijas, ni siquiera una sola. Tengo libros, tengo tazas verdes para el café. Tengo un departamento rentado en SOHO y una iBook nuevecita. Tengo un par de botas y un par de Pumas. Tengo collares de turquesa y pulseras de coral y una beca. Tengo acceso a una biblioteca de diez pisos y tres cartas apasionadas de hombres que dijeron que me amaban. Tengo unos vecinos que no conozco y unos padres que están lejos. No tengo hermanas ni tengo gato. Tengo un par de hermanos y unas chanclas de vidriantes rojas. Tengo varios esposos de cine que se quedaron en México. No tengo plantas. Tengo un cuerpo caprichoso y unos guantes sin dedos. Tengo mucha tarea y una lámpara de vidrio soplado de Ikea. Tengo que abrir una cuenta de banco en esta ciudad. Tengo una fiesta el viernes y nadie conocido en ella. Tengo una deuda y doscientos y cacho de exalumnos. Tengo veinticinco años y un dolor de espalda como de cuarenta. Tengo tres blogs y una familia numerosa. Tengo un hígado maltratado. Tengo un corazón que se rompe y no se pega como los demás. Tengo una toalla azul y una bata amarilla. Tengo sueño, pero no siempre sueños. Tengo que dejar de fumar. Tengo veinticuatro CDs en mi mochila. Tengo tres maletas y calzones suficientes para no lavar en 22 días. Tengo una chequera con dibujos ridículos que no puedo cambiar. Tengo un par de lentes que me gustan mucho y una bolsa roja de pespuntes blancos. Tengo dos abuelas y un abuelo. Tengo un lunar nuevo en el brazo derecho y una cortada de papel en el cuello. No tengo ningún cuento terminado. Tengo amigos y amigas en muchos lugares. Tengo un álbum mental de fotografías de los lugares que he visitado. Tengo ganas de un masaje. Tengo un tapete de yoga que no puedo usar porque se quedó en casa de mis padres. Tengo dos billetes de lotería que no ganaron. Tengo un vuelo de regreso a México y unos aretes verdes de lata. Tengo un pasado más largo de lo que yo pensaba. Tengo los pies cansados. Tengo comezón en el ombligo. Tengo muchas cosas que hacer. Tengo que volver y devolver. Tengo palabras e historias que contar. Tengo que apagar la luz y ponerme a dormir.

2.01.2005

odio reiterado

Los amo. Los odio. Los amo otra vez. Los odio. Hoy los odio. Argh. Me sacan de quicio. Hoy, función doble, permanencia voluntaria donde el doctor. Primero a la vacuna para le meningitis. La necesitas. No la necesitas. La necesitas. No la necesitas. Cuesta noventa dólares. Luego en un episodio de ER se muere un muchachito porque le da la meningitis y la que lo besuqueó casi casi también. Uno nunca sabe qué traen los que uno se besuquea. No que me haya besuqueado a alguien (todavía), pero no vaya ser. Me pasaron, me dieron cuarenta hojas que describen los riesgos de no tomar el piquetito, los riesgos de sí tomarlo, los de la meningitis en general, las probabilidades, los disclaimers, etc. Me dan paletita, me cobran y me despachan. Segunda parada. Desde el jueves me duele la garganta. El flasmeis dice que por que se menfriaron los pies el día de la fiesta. Luego dijo que porque habíamos ido a comer hamburguesas caminando la otra noche. No mentiende. Por eso uno no senferma. Ni por andar descalzo, ni adentro ni en la nieve. Esta mañana, la garganta cerrada todita. No tengo tos, ni bocos. Nomás cerradísima la garganta, horrible. Ya mucho té. Ya mucha miel y limón. Dolor de espalda. Me pongo a leer la tarea mientras espero. Espero como una hora. Lleno un montón de formas. Sí, sí, sí. Firma, firma, firma. Me llaman. Me interrogan. Tengo fiebre. Poquita, pero tengo fiebre. Me doy cuenta de que a la hora de explicar lo que me duele, tengo un acento. La enfermera también se da cuenta y me pregunta si sé a cuánto equivale en Celsius la temperatura que tengo. Le digo que entiendo que eso es más de lo que debería ser. Asiente, dice que va a buscar la tabla de conversiones. Estoy cansada, no la detengo. Espero otro poco. No entiendo esto que tengo que terminar de leer antes de que sea la hora de mi clase. Faltan cincuenta minutos para mi clase. A lo mejor no la voy a hacer. Son seis calles hasta mi salón. Me llaman por mi nombre. Arrastro mi abrigo y mis libros y me desplomo en la mesa de exploración. Se llama Alecs. Trae una camisa Ralph Lauren azul. Aysh. Acuérdate, acuérdate, no le interesas tú, nadamás tu caso. No importa que te llame por tu nombre y te pregunte muchas cosas. El protocolo, chiste incluido. Uno, dos tres. No, no toso. No, tampoco estoy borbada. La garganta. Mucho. Harto. Parsimoniosamente me explica para qué sirve la tablita de madera (oh honey), me pide que diga aaahhh. Aaahhh. Se le cae el cucuruchito desechable que se le pone al otoscopio. Entonces empiezo a sospechar. Ligero smirk al interior. ¿será? Me vuelve a preguntar las mismas cosas pero alrevés. Mi historia sigue siendo la misma. Me pregunta en qué escuela estoy, qué estudio. Si salgo mucho. Si vivo con alguien que esté enfermo. Sí, pero no estoy segura de que tenga lo mismo. Se acomoda los lentes. Me dice que quiere escuchar los pulmones. El suéter es muy grueso. Can you, would you, I mean, just the back...El turtleneck escala pudorosamente hasta los hombros. One breath. Two. One more. Deep breath. Again. Ok, then. Giro. Lo miro a los ojos. Entonces tiene una regresión. Tartamudea. No es el tartamudeo del que está inseguro, del que atropella con las ganas las palabras. Este es el tartamudeo encarcelado de la niñez. Del niño tartamudo que toma a las sílabas repetidas y las esconde hasta abajo del cajón. Del adolescente inseguro que poco a poco envuelve la vergüenza y aprende a hablar fluidamente. Siento pena. Bajo la vista. Él también. El cucuruchito sigue en el piso. Lo levanta, me dice que ya vuelve. Aprovecho y regaño bajito al cuerpo. Es un doctor!, no se vale. No, no todos sirven para lo mismo, ya te lo había dicho. Aunque usen camisas Ralph Lauren azules y te hablen bonito. Ya, a ver,siéntate bien que va a regresar. No le vayas a poner otra vez los ojos en los ojos porque mira lo que le pasa, ok? Regresa con la doctora grande, es china. La doctora me habla fuerte, me hace el swab. Wait, you are taking my throat there! Five minutes, dice la doctora china. Todos son chinos aquí y hablan en monopalabras. Come back, five minutes. Ok?. Perform swab and then come back. Se marchan los dos. Las botas me quedan colgando. Vuelven los dos. Cuerpo jorobado se siente mareado. Negative, ok. All negative, no strep. You can go now. Y se van a anteder a otros cuerpos. No receta. No recomendaciones. Nada. Vámonos cuerpo, aquí no nos entienden.
Firmamos las formas, llenamos las hojitas. Tengo calor. Arrastro el abrigo, el sombrero, los libros.
Y todo pa ná. Ni un mejoralito, ni una nada me dieron. Ches dotores.

viaje destudios (a la biblioteca)

Se me ha hecho notar por correo electrónico que algunos lectores consideran que mi estancia en Nueva York responde a intereses más bien superfluos, dado el contenido de los posts de las últimas semanas. En mi defensa he de aclarar que dichas acusaciones son falsas e infundadas. Los acontecimientos reseñados anteriormente no deben por ningún motivo tomarse como el universo de mis actividades en esta metrópoli. El día tiene 24 horas, de las cuales apenas ocho son utilizadas para dormir. Una para aseo personal y diseño diario de imagen/desvestimiento nocturno. Una hora y media se va en desayunar, comer y cenar. Dos en responder correspondencia electrónica/postear, máximo tres. Comprar, estimados lectores, no requiere una gran inversión en tiempo la mayor parte de las veces. El resto del tiempo estudio y leo y voy a clases. Pido una disculpa por entretener sus ojos con boberías de guantes rosas. De ahora en adelante procuraré mantenerlos al tanto de mis averiguaciones bibliotequescas y de mis lecturas obligatorias.

Esta tarde, después de ir donde el chino a recoger/dejar la ropa, tomé la iBook y nos fuimos a la biblioteca. Ya llevaba una hoja de referencias para, según yo, agilizar la búsqueda. Ja. Son diez pisos de libros. La mayoría de los míos estaban en el 5o y el 7o. Paso uno, consultar la guía que relaciona clave con piso. Los HC en el quinto. Muy bien. Paso dos, trasladarse al piso indicado y poner ojos a la obra. Viene llegando un elevador. Me apresuro a tomarlo mientras todos los demás se quedan como bobos frente a los otros elevadores. Lúserrrss. Tres profesores inteligentes se bajan y me dedican una mirada breve. Seguro se me nota la intelectualidad en la bufanda, y eso que no traje los lentes. Me subo. Sorprais. Había oído hablar de él, seguramente en la inducción. El elevador VIP-Servicio ecsprés. Ése que sólo llega a los pisos once y doce. Se detiene en el once. Una mujer de rojo sube. Pongo cara de que el rector me mandó llamar al doce y ya vengo de regreso, para que no se dé cuenta. Qué humillación. Llegamos al uno otra vez. Tomo el elevador del pueblo. Llego ahora sí al cinco. Encuentro seis de los libros que necesitaba y tres que se atraviesan que ahora me doy cuenta que también necesito. Camino camino camino sin encontrarme a ninguna persona. Wow, qué grande. Doy con otros cuatro volúmenes. Nos sentamos todos y empiezo a descalificar. Prendo la iBook. Se me olvidó configurar la red local en el primer piso. Ni modo de regresarme. Ni modo de dejar todo ahí aventado. Bueno, así no me distraigo. Empiezo a leer y a leer y a aprender y a medio pensar. Mmmhh còmo se llamaba aquel libro en donde una vez leí algo parecido? ¿cómo el otro ese que usé tanto en la carrera? Voy a la estación de consulta. Aquí están también esas viejas referencias. Discrimino rapidito, tomo nueve de los libros originales, la ibook, la bufanda, el abrigo, el sombrero naranja y me lanzo al piso indicado. Qué bonito se siente encontrarse a las viejas lecturas en eeste lugar. Es como cuando me encontré a la chava esa de Reynosa en la quinta avenida. Ver un rostro conocido. Me siento como en casa ahora sí. Me traigo a Jean-Baptiste y al dúo dinámico de nombres impronunciables. Nos falta el séptimo piso. Para cuando llego al uno otra vez estpy empezando a tener miedo. Cómo me voy a llevar tanta cosa. Me siento como cuando no se sabe si la tarjeta va a pasar a la hora de pagar. Fiuf. Puedo sacar once! Y quedármelos hasta abril!! Viene el ritual. Ponerse abrigo, abrocharlo bien. Amarrar bufanda al cuello. Que no ahorque pero que no se caiga. Sombrero naranja sin obstruir la vista. Bolschila rosa con café bajo el brazo derecho. iBook bien tapadita. Acomodo estratégico de los once libros con fines equilibrísticos. DEspacito, despacito. Ya es de noche afuera. Una, dos tres cuadras hasta Broadway. Duele la muñeca. Bath and Body Works, sorry pero hoy no. Aunque no me vendría mal una de esas mochilas rojirosas para echar los libros. Ah, la tarjeta se quedó en la casa a propósito. Vamos al sur ahora. ¿Y si me subo al metro? No, tendría que caminar dos calles más arriba y luego bajar. Yo puedo, yo puedo, yopuedoyopuedoyopuedo. Sorry. Excuse me. Me quiero cortar el pelo. Bomberos. ¿Apagué la plancha antes de salir? Ojalá que sí. Muévete muchachito de la aipod. Qué fea se ve la nieve toda sucia. Que no se me olvide quitarme las botas antes de entrar a la sala, porque luego sóloDios qué mugres pisa uno y nosotros que nos sentamos en el tapete a cenar. Ya nadamás tres cuadritas más. Híjola, sucgüei. Si me lo acomodan con cuidado bajo el brazo sí la libramos...pero no podría pedir refresco eso sí. Nah, en la casa hay pasta. Ok, ya mero, ya mero ya mero yameroyamero. La luz está prendida. Chale, las llaves están....hasta abajo en la mochila. ¿Y si le timbro para que me buzzee? Chance y hasta baje a ayudarme. Ah, pero se sentía mal. Capaz que lo despierto. No, bueno, si ya caminé desde allá. Hey. ¿Yeso tú? Argh. Son mis libros para el seminario. Órale, con esos puedes hacer una tesis. Sí bueno, el seminario es máumeno paraeso. Ah.

Y ahora tengo que leerlos.