3.29.2004

5 Razones por las cuales sospecho que sí padezco de lagunas mentales

1) Fui a la tintorería orgullosísima de mí misma por no haber perdido la cotnraseña de la ropa. Tuve que pagar con moneditas porque no traía la cartera (y ni idea de dónde pudiera estar.
2) Llego a mi casa justo después de lo descrito en 1) y me doy cuenta de que no traigo la ropa limpia conmigo.Sólo la pagué.
3) Esta mañana, intentando hacer una actividad. Toc toc en mi salón. Un guarda. ¿Dígame? Disculpe usted Maestra, pero su coche se quedó con las luces encendidas.
4) Esta mañana, una hora más tarde, intentando hacer otra actividad con otro grupo. Miss, oye miss (ya me da miedo oír ese sonsonete)...¿Tú querías ponerte un arete de ámbar en un oído y un arete de perlita en el otro?

3.28.2004

El viernes me enteré de una noticia tristísima. Todo parece indicar que la Femme Fatale ha muerto hace algunos meses y yo no me había enterado. Me rehuso a creerlo. ¡Tan calculadora, tan fría, tan llena toda ella de misticismo, intriga y sexibilidad! No puede ser que se haya convertido en una mujercita cursi con corazón de pollo. En fin, habrá que ver.

3.25.2004

Esta semana cumplí años por vigésimoquinta ocasión. Aysh. Esto de los cumpleaños. Cómo me gustan. Cómo me choca darme cuenta de que no me gusta envejecer. Dejar de ser la yo que hasta ahora he conocido. Ser grande, responsable. Tener dudas y deudas de gente grande. Tomar las cosas en mis manos. Decidir yo. Y tampoco así tan en serio, pero sí.

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3.18.2004

A veces soy una persona horrible. A veces hablo más de lo que debería. A veces insisto demasiado. A veces no abro la boca cuando debería. A veces también me desespero. Encima de eso, hoy fui la maestra que nunca quiero ser.

3.12.2004

A veces me encanto. Anoche, por ejemplo, batallando para decidir si me enojo o no me enojo. Enojada ya conmigo por el dilema. Cansada. Me baño, me cambio mil veces. Falda, tacones. Pantalón de salir, blusa café delgadita. Media hora en decidir. Los tacones se quedan. La bufanda delgadita centroamericana releva al collar georgiano. La falda, la falda, la falda....El estacionamiento ni mandado a hacer. A veinte pasos del museo. El museo lleno, la gente por todas partes. Otra vez, una silla que me estaba esperando. La charla normal, bien. Saludar, felicitar, volver a prender el celular, salir y descubrir la lluvia y el hambre. Balancear tacones sobre el pavimento mojado. Uno, dos, uno, dos. Rebasar a cuarteto de coetáneos de mis padres que traen un cotorreo interesante. Cajero, gasolinera, por fin a la casa. No, hambre, cenar. Dos para llevar, por favor. Lluvia, hambre, frío, noche. Me bajo. Mejor ¿sabe qué? Me los como aquí. Así es como acaba una sola, vestida de museo en una esquina mojada comiendo hotdogs un jueves por la noche. A veces me encanto.
A veces pienso que soy la persona equivocada.

3.11.2004

Sex and the city. Pruebas de amor en la era electrónica.

Ayer nos hemos reunido como supuestamente hacemos cada semana. Invariablemente hay discusión sobre el lugar, la hora. Correos electrónicos van y vienen mientras los jefes y los compañeros de trabajo, clientes, proveedores, alumnos, esperan pacientemente su turno en nuestra atención. Finalmente la expedición mercurina se reunió en un café que "más vale que sirva cosas saladas Teresa". Las discusiones amorosas a la orden del día. Etiqueta de citas cinematográficas, protocolos de amistades cruzadas, límites y relaciones anteriores, ajustes e inducción a la vida en pareja. De repente hemos dejado de hablar del trabajo. De repente ya nadie se queja de sus labores cotidianas que nos permiten venir a tomarnos un café, comernos un bagel (mental post it de no comer bagels más que en el Urban por lo pronto). Vivimos en general días felices con los hombres y los trabajos.
Alguien, no obstante ha dado un paso muy importante. "Es que les tengo que contar algo". El tono es inconfundible. Nos aferramos a las tazas, a los cigarros. La miramos mientras juega con los dedos y esquiva nuestras miradas. "Las cosas van muy en serio. Hoy dimos un paso muy grande". Nooooo. Alguien ha hecho entrega de una de las posesiones más preciadas que pueden tenerse. ¿Es que no te das cuenta del compromiso que ello implica? ¿Se la diste? No no no no no. Eso no se de be hacer. Al menos no al principio. ¿Qué no ves que es algo muy íntimo? Lo dejaste entrar! ¡Sin límites! Ahora va a poder hacer lo que quiera a la hora que se le antoje. ¿Cómo es posible? "Es que, es que de verdad, pues no sé, me dejé llevar.....Las cosas se dieron, fue el momento y pues, pues.." Pero a ver aver averaver....Vámonos con calma. ¿Le diste la principal? ¿Ni siquiera una de las viejitas, de esas donde no hay nada importante? "No. Le di todo". ¿Bueno, pues dónde andabas tú cuando vimos esa clase? Además, ya no hay marcha atrás, ¿qué vas a hacer si luego quiere entrar y se da cuenta de que ya no es la misma? ¿eh? Entregar el pasguor de correo electrónico no es cualquier cosa. Yo creo que esto es en serio.

3.08.2004

Que no vuelva a pasar

Que no vuelva a pasar. Que no vuelva a ponerme el pull cuello bateau blanco manga tres cuartos con el pantalón negro a la cadera. Que no vuelva a pasar que me ponga el pantalón negro pata ancha con los Michael Kors altísimos. Que no vuelva a pasar a las siete de la mañana. "Miss, esque miss....¿Te puedo decir algo?...Ay Miss, es que, se te ve la tanga Miss".

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3.05.2004

Necesito que sean las cinco y media. Para ya irme. Para que se termine pronto la tarde, este día, la semana. Para que ya todo deje de fastidiarme. No me gustó tener que ir a otra ciudad ayer. No me gustó el autobús ni la espera ni la cena ni el regreso. No me gustó encontrarme a las tres de la mañana bajo las luces fosforecentes de la papelería 24 horas para fotocopiar un examen. No me gustó llegar a casa y quitarme los zapatos y acostarme y darme cuenta de que la ciudad se me quedó puesta. No me gustó perder un sexta parte de mi sueño en darme vueltas en la cama porque no podía dormir. Ni tampoco tener que salir corriendo con la bolsa que no combina y el pelo recogido con gel. Me gustó, sin embargo, escuchar una voz dormida que desde la alcoba decía "Eres superwoman" y me otorgaba toda la admiración fraterna que un hermano dormido puede dar a las seis cincuenta de la mañana.

Hoy llegó mi regalo de veinticinco aniversario por correo. Venía en un sobre de Telmex.

3.03.2004

Pobrecito. Se veía asustado. Fuimos al cine (creo que él pensaba que no nadamás estábamos yendo al cine). Una mujer que estaba hablando por un celular frente a la taquilla cerrada de la izquierda se nos adelantó justo antes de que nos tocara el turno. Le indiqué que ella no era la siguiente en la línea. Su respuesta fue absurda "Que yo no haya estado exactamente en la cola no significa que no estuviera también en la fila". ¿O sea? El hombrecito detrás de los lentes me miró asustado. Se abstuvo de hacer cualquier comentario en un principio. Luego me dijo que qué peleonera. Pensé que era abogado. A lo mejor no. Elegimos sentarnos justamente enfrente de dos tipos que resultaron ser un par de maleducados. No se callaban. Voltée para decirles algo. Una mano temerosa tocó mi hombro. "No, mejor no les digas nada". AAARRGGHHHHH.
Oaxaca la mueve. Me gustaría haberme quedado más tiempo allá. Me gusta poder ubiacrme en un lugar nuevo. Poder decirle al taxista de manera precisa a dónde quiero llegar y cómo. Traducirle a alguien en un mostrador porque nadie le entiende. Ayudarle a tomar el taxi indicado. Tomarse una cerveza en una fondita minúscula en donde proyectan MTv. Preguntar por el lugar del "evento", descubrir que es cerca, irse a pie. Caminar por una calle desconocida con propósito, como si conociéramos. Como si el puesto de tacos de la esquina fuera familiar, y el mecánico que me chifla al pasar mi paisano.